La sociedad posmoderna supuestamente ha desterrado las utopías, dejándolas relegadas a la condición de hechos históricos, propios de una etapa anterior de nuestra cultura. Nuestra época se caracteriza, sin embargo, por fervientes expectativas de llegar a una sociedad diferente.
Según estos fuertes anhelos, no habría cabida para el sufrimiento, desaparecerían los ideales y, por ende, la frustración ligada a su existencia, la ética quedaría relativizada en aras de un éxito que elimine la angustia de muerte o, en términos psicoanalíticos, la angustia de castración. Esta quedaría enmascarada por una sensación de omnipotencia y de satisfacción por el éxito. El titulo de este libro, Vivir sin proyecto, alude a la existencia de uno de esos fuertes anhelos utópicos, propios de la cultura de la posmodernidad.
Este libro trata también de como los profundos cambios socioculturales que caracterizan a la sociedad posmoderna tienden a provocar una desestructuración de las identidades individuales, grupales y nacionales, con intensos sentimientos de confusión, y la aparición de nuevas patologías de las identidades nacionales.