Lic. Luis Vázquez

MEMORIAS

POSESIÓN DEL AYER

Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío.

Sé que he perdido el amarillo y el negro y pienso en

esos imposibles colores como no piensan los que ven.

Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. cuando

quiero escandir versos de Swinburne, lo hago, me dicen,

con su voz. Sólo el que ha muerto es nuestro, sólo es

nuestro lo que perdimos. Ilión fue, pero Ilión perdura

en el hexámetro que lo plañe. Israel fue cuando era una

antigua nostalgia. Todo poema, con el tiempo, es una

elegía. Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ya no

sujetos a la víspera, que es zozobra, y a las alarmas y

terrores de la esperanza. No hay otros paraísos que los

paraísos perdidos. (1)

La idea del presente trabajo apunta a pensar la problemática de las memorias en psicoanálisis, tanto en sus aspectos clínicos como teóricos).

Freud afirmaba:Toda teoría psicológica digna de alguna consideración habrá de ofrecer una explicación de la «memoria»(2).

La consideración de Freud sobre el tema de la memoria está descripta con claridad en el Proyecto de psicología . En este texto fundamental se plantea el problema de la memoria como algo relativo a las facilitaciones entre neuronas, postula :

"... podemos afirmar que la memoria está representada por las facilitaciones existentes entre las neuronas y ... Supongamos que todas las barreras de contacto y estén igualmente facilitadas (gebahnt)- o lo que es lo mismo, que ofrezcan la misma resistencia- : en tal caso evidentemente, no se podrá deducir de ellas las características de la memoria. Esta es, en efecto, una de las fuerzas determinantes y orientadoras en relación con la vía que adoptan las excitaciones, y si la facilitación fuese igual por doquier, no se explicaría por qué una vía habría de ser preferida a otra. De ahí que sea más correcto afirmar que la memoria está representada por las diferencias de facilitación entre las neuronas y ".

Por otra parte enlaza las facilitaciones a la cantidad y a la frecuencia con que una impresión se repite.

El funcionamiento de memorias constituye un aspecto fundamental en la teoría psicoanalítica, al punto de considerarla como una descripción del funcionamiento de las mismas. No es aventurado este postulado si pensamos que trabajamos sobre representaciones, palabras, afectos, transferencias, y estas necesitan un sustrato de memoria sobre la que operar.

Nuestro trabajo con el inconciente nos mete de lleno en una memoria descripta como "atemporal", esto es, de vigencia perenne. Un núcleo duro de organización de recuerdos que por su insistencia y consolidación harán , muchas veces , del presente y del futuro un eterno pasado.

Sin embargo también la memoria reproductiva implica un hecho creativo. El núcleo duro supone el almacenamiento de datos, en su dinámica se expresa de diferentes formas: sueños, recuerdos encubridores, ensoñaciones diurnas. Configuraciones peculiares que hacen de lo almacenado la base sobre la que opera un proceso creativo. Con los mismos recuerdos, produciremos entonces diversos sueños. De esta manera tenemos en la configuración de la memoria, un sistema conservador de almacenamiento, y uno creativo que facilita diferentes enlaces entre sus elementos componentes.

El concepto de repetición se convierte en un elemento fundamental de la teoría y constituye el intringulis de la clínica, en tanto nos sumerge en la roca viva y en la arcilla, como metáforas de lo duro y de lo blando, de lo consolidado y lo desplegable, de la enfermedad y la curación.

Por definición la repetición implica reiteración y esto es memoria.

Entiendo el psiquismo como articulado en un sistema de memorias organizadas de acuerdo a una determinada configuración. Este problema nos ubica en un lugar donde resulta necesario una conceptualización de inconciente. De esta manera lo defino, como un sistema, que desde el anclaje en el exterior (cuerpo, mundo externo) pulsa permanentemente, y a través de la pulsión (concepto límite ) convierte la cantidad en complejidad, en representaciones inconscientes, organizadas como memorias, las cuales implican un esfuerzo de trabajo constante.

Se notará que describí el sistema como Memorias. Esto está tomado de clasificaciones recientes vinculadas a investigaciones que vienen desarrollando las Neurociencias donde se describe, precisamente a la memoria como memorias. Esto es, no como un sistema unificado sino como diferentes tipos de memoria. ( 3 )

De esta manera son descriptas dos 1- Las Memorias Declarativas y 2- Las Memorias No Declarativas.

Las Declarativas están vinculadas a lo traducible en palabras, a recuerdos verbales.

Descripto genéricamente: Los recuerdos verbales son los registros almacenados en la memoria, posibles de reproducirse verbalmente, pueden ser conscientes o inconscientes.

Las no Declarativas se vinculan a elementos no relacionados a palabras, sino a sensaciones y a mecanismos como, por ejemplo, la memoria para las habilidades motoras . Se describen además dentro de este grupo ciertas habilidades cognitivas, condicionamientos simples, aprendizajes por simple asociación. Todas estas están englobadas en la definición de "Memorias de Procedimiento".

Otra categoría dentro de el grupo de las no declarativas la constituye las memorias vinculadas a Representaciones Perceptuales: El recuerdo visual de lo leído, el recuerdo acústico de lo escuchado.

Todas estas memorias funcionan de un modo implícito, es decir que no es necesario traerlas a la conciencia para realizar las operaciones en las cuales intervienen.

"La distinción entre memoria declarativa y memoria emocional es importante. W.j. Jacobs y Lynn Nadel sostiene que somos incapaces de recordar sucesos traumáticos que acontecieron en los primeros momentos de la vida porque el hipocampo aún no había madurado hasta el punto de formar la base de una memoria conscientemente accesible. El sistema de la memoria emocional, que puede desarrollarse posteriormente forma y almacena los recuerdos inconscientes de estos sucesos. Y por esta razón el trauma puede afectar a las funciones mentales y de comportamiento en épocas posteriores de la vida, aunque estos procesos permanezcan inaccesibles a la conciencia" ( 4 )

Estas clasificaciones de memoria son exteriores al psicoanálisis. Pero creo pertinente tomarlas a los fines de establecer un contrapunto con la teoría psicoanalítica, entendiendo qué aportan, qué cuestionan qué nos permiten pensar para , de esta manera, ir enriqueciendo nuestra teoría de los procesos psíquicos. De esta manera una primera aproximación es acercar ciertas categorías freudianas y enlazarlas con estas memorias.

El sistema psíquico podemos concebirlo entonces como un conjunto de sistemas de memorias que registran datos heredados y adquiridos.

El afecto como memoria:

.Voy a enfocar el afecto en su cualidad de recuerdo. En tanto, siguiendo a Freud conmemora un acontecimiento pretérito, constituyendo un registro mnémico de una experiencia vivida y registrada a modo de emoción o marca corporal

Dentro de esto voy a intentar enlazar lo descripto como memorias emocionales y el afecto tal como lo describe Freud a lo largo de su obra.

En relación a lo heredado me parece importante destacar el planteo que Freud trae en lo relativo al Afecto. El mismo aparece descripto como una matriz preindividual que rememora una respuesta universal que fue atinente en algún momento. Plantea de esta manera una memoria filogenética; experiencias previas al sujeto que las vive y que de esta manera rememora. En otros términos revive algo ajeno a su experiencia ontogenética.(5)

Se caracteriza a la memoria emocional como un tipo de registro anterior a la palabra, de tal manera que solo a posteriori se enlaza con ella. De esta manera , al ser anterior le es ajena, exterior y de esa manera resulta no totalmente reducible al lenguaje. Estrictamente es una memoria preverbal.

Planteo dos tipos de consideraciones en relación a las memorias emocionales :

1- Las emociones o afectos constituidos en vivencias.

2- Las emociones no constituidas como un complejo vivencial: implican respuestas aisladas, no integradas a una organización, y básicamente se derivan vía cuerpo o vía acción.

Las primeras son pasibles de incluirse en un circuito declarativo. Son posibles de ser nominadas en términos de lenguaje.

Las segundas, no han sido vivenciadas por el sujeto, las planteo en consecuencia, como anteriores a la constitución de un registro vivencial. Sin embargo, quedan marcas que se manifiestan a través de actos compulsivos o bien corporales. A diferencia de la anterior, no hay en esta un reencuentro con algo inscripto como "hm", es un de un nivel anterior al de este tipo de inscripción.

Siguiendo a Freud voy a describir el afecto, como vinculado a una experiencia vivencial, y como tal supone, un orden de inscripción registrada.

Esta memoria implica, como tal, un tipo de registro y de almacenaje de sucesos vividos por un sujeto. La emoción o el afecto para que tenga tal cualidad , para un sujeto, debe atravesar una Vivencia, de manera que al agregar un plus de conciencia posibilite, en ese acto, un orden de registro de la experiencia. Se compromete así a una cantidad que pulsa, un registro de displacer como efecto ante el aumento de tensión y un objeto a través del cual se produce el alivio. El registro de esta descarga es vivida como placer. Con estos elementos se establece un circuito de memoria, queda registrada la experiencia, se genera una vía facilitada, se inscribe un registro de una emoción placentera o dolorosa que a su vez queda asociada a determinadas representaciones, se produce de esta manera entre la vivencia y determinada representación una facilitación. Este registro compromete sensaciones vinculadas al cuerpo, de esta manera la sensorialidad ocupa aquí un lugar preponderante como vía de enlace para la inscripción.

Hm Hm1 Hm2 Hm

P afecto M


En este gráfico delimito dos áreas entre la percepción y lo motor: el area afectiva y la de representaciones.

El problema que se plantea en la comparación de las investigaciones realizadas por las neurociencias y la teoría freudiana es que en aquellas la memoria emocional está planteada como más alla del campo de la palabra, como respuestas anteriores a la constitución del lenguaje.

En Freud se hace difícil desvincular el afecto de la palabra o la representación. En toda la teoría se plantea una vinculación complicada entre ambos.

En las investigaciones mencionadas se plantea un orden primario de respuesta al que se relaciona con lo emocional.

En Freud la problemática del afecto aparece asociada con una matriz que en algún momento se instala a través de una experiencia que es registrada como vivencia. Pero resulta difícil hacer una separación tan tajante entre afecto y representación, en todo caso podemos hablar de las vicisitudes de ambos.

De modo tal que el esquema del peine parece ser el más adecuado:

hm1 hm z conciencia

registro del


afecto


El planteo freudiano, según yo lo entiendo, apunta a que la cantidad se constituye en vivencia. Y ésta es muy difícil de separar de la representación.

Llego aquí a otra consideración problemática de los aspectos emocionales: el relativo a ciertas cantidades que no logran constituirse en vivencias. Esto ocurre con los elementos o las experiencias que no se constituyen claramente en algún tipo de representación psíquica. En este caso el monto es derivado hacia el cuerpo o hacia la acción. El registro mnémico podemos plantearlo, en este caso, bien como lesión o modificación orgánica, o como acto, ambos eventos escindidos para el sujeto.

P M

cantidades acción-cuerpo





Siguiendo a Freud, el modelo primitivo que podemos tomar como registro de la primer memoria emocional es la vinculada a la experiencia de satisfacción. La misma inaugura el registro de una vivencia sentida en el cuerpo como placer a partir de la reducción de una cantidad intensa producida por el hambre y saciada mediante el amamantamiento, cesando de esta manera, la tensión en la fuente.

Desde una consideración general el afecto o la emoción ( tomados de un modo indistinto en este caso) constituyen básicamente una fuerza de trabajo para el psiquismo. Tanto el placer como el dolor son los indicadores de la existencia de un cuerpo que goza o que sufre, siendo percibido como una experiencia vivenciada. Esta experiencia se constituye en la relación con un objeto que funciona al principio como descodificador, función que posteriormente asumirá el propio yo.

De esta manera si tomamos las vivencias placenteras diremos que son afectos-memoria que conmemoran una experiencia de felicidad, de plenitud experienciada en una vivencia de completud en el seno materno al aliviarnos del dolor que nos producía el hambre. Esta es su matriz.

Así la experiencia de satisfacción se inscribe como un recuerdo complejo facilitado, entre la tensión ( hambre), un objeto (pecho) y la satisfacción ( acción específica más cese de tensión en la fuente).

Del mismo modo podemos tomar al hambre como el modelo del primer dolor. Aunque no debemos olvidar lo que Freud menciona como prototipo de la angustia: la experiencia relativa al nacimiento. Este va a ser el primer modelo de una experiencia emocional de desprendimiento que hará tierra fértil a experiencias posteriores similares.

Los afectos constituyen, de esta manera, descargas que han tenido la posibilidad de ser registradas en un complejo vivencial que queda como memoria. De esta manera ante una sensación de peligro aparece una señal de angustia que dispara automáticamente una reacción que denominamos miedo con toda una serie de respuestas anímicas y corporales tales como taquicardia, midriosis o reacciones dérmicas.

En "Los Estudios Sobre la Histeria" , en los trabajo en colaboración con Breuer, Freud ( 6 ) afirmaba que el ataque histérico implicaba el aspecto motor de la emoción, concomitante del proceso mnemónico, dice así: " El contenido invariable y esencial de un ataque histérico ( recurrente ) es el retorno de un estado psíquico que el paciente ya ha vivenciado alguna vez, en otros términos, es el retorno de un recuerdo".

Este recordar se da a un nivel de representación o bien a modo de descarga motora vinculada a un mismo estado psíquico. Plantea de esta manera dos formas de recordar, una a través de la vía asociativa que representa el lenguaje, las palabras , y otra, através de una acción motora, como descarga de una tensión, o sea como afecto o acto.

También, podemos agregar, se puede registrar y recordar por climas, por signos, por indicios táctiles o sensoriales diversos.

La memoria emocional implica la inscripción de un aprendizaje en una experiencia vivida, donde el registro es a nivel de sentidos, de cuerpo. De esta manera el afecto miedo, que puse como ejemplo, es la memoria de una respuesta atinente en alguna oportunidad y que se dispara como reacción ante indicios que resulten conocidos.

Quiero insertar en este lugar otra parte de la investigación de la publicación mencionada más arriba:

" En el ahorro de tiempo podría descansar la razón de la existencia de dos rutas- una cortical y otra subcortical- para el aprendizaje emocional. Los animales, y también el hombre, necesitan disponer de un mecanismo de reacción rápida ante lo desagradable. El Tálamo activa la Amigdala al mismo tiempo que activa la corteza. Esta disposición podría permitir que las respuestas emocionales comiencen en la Amigdala antes de que seamos plenamente conscientes de qué es lo que nos hace reaccionar o identifiquemos la sensación que estamos experimentando...Lo que necesita el cerebro es almacenar unas claves primitivas y detectarlas.." ( 7)

Estas claves disparan las emociones, las cuales siguiendo a Freud, se van almacenado en configuraciones particulares, constituyendo estilos de respuestas organizados que se disparan ante índices similares. Estos almacenamientos, implican un conjunto integrado de descargas corporales, motoras y secretoras que presuponen respuestas que en algún momento resultaron adecuadas.

Podemos describir algunos de los diferentes modos de recordar:

A- Uno como el que acabamos de describir, puramente emocional, implica una respuesta automática disparada desde indicios que recuerdan una situación ( por ejemplo de peligro) y que el sujeto responde de un modo reflejo, sin intervención de la razón.

B- Un recordar alejado de la experiencia emocional, por ejemplo el recuerdo de sucesos o eventos de lo transcurrido en una sucesión temporal ( qué desayuné hoy a la mañana y luego qué hice al mediodía, por ejemplo.). O una memoria vinculada al aprendizaje de determinada tarea laboral ( cómo pongo negritas en un texto desde Word ).

C- Finalmente un recordar con tonalidad afectiva. Por ejemplo el recordar autobiográfico, que no es algo que se nos aparezca solo como imágenes fotográficas frías, como las que podemos tener si miráramos un álbum de fotos de un desconocido. Es un recordar matizado con afectos. De esta manera no solo la representación hace las veces de recuerdo sino el afecto mismo lo es.Al sentir recordamos y al recordar sentimos. El sentir es, de esta manera, reencontrarnos con nuestros recuerdos, los mismos implican: olores, texturas, sensaciones de piel, ritmos; en definitiva recordamos contextos que nos traen a su vez recuerdos que disparan nuevas emociones.

De esta manera el no sentir cobra la dimensión de pérdida de vínculos: históricos y actuales. Cuando estamos solos , no lo estamos totalmente, nos acompañan nuestros seres queridos u odiados. Ellos en definitiva nos afirman en el ser, en la identidad. Como menciona Winnicott, la capacidad para estar solo implica estar acompañado internamente.

Esto nos lleva a pensar en distinto tipos de memorias vinculadas al campo de lo sensorial , así los recuerdos táctiles, rítmicos, sensoriales diversos, tienen la oportunidad de conjugarse en estructuras que permiten por ejemplo, hablar de una memoria musical o una memoria quinética asociada al baile o a la danza.

Otro de los puntos que hacen a la temática y problemas de la clínica: La Represión. ¿Qué es lo que intenta o hace el resto del psiquismo con los recuerdos desagradables?: eliminarlos. Y si no logra eliminarlos por lo memos intenta organizarlos de modo que resulten más soportables.

Tenemos así dos grandes temas: A- los afectos y B:- El trabajo psíquico para procesarlo y armonizarlo con la realidad interna y externa.

Existen registros emocionales de las primeras etapas de la vida que perduran por el resto de la misma. Quien realiza una descripción de experiencias emocionales primitivas es Winnicott, una de ellas, es la que describe como miedo al derrumbe(9). esta es descripta como una experiencia donde no hay un sujeto, un Yo que pueda dar cuenta de lo que ocurre. Nosotros podemos decir, el chico vivencia una sensación que no es ubicable dentro del campo del lenguaje. La pregunta que cabe es, ¿cómo queda esta experiencia si no hay un Yo que la registre?.

Intento una respuesta: queda como memoria emocional de un suceso, una emoción de derrumbe, queda inscripta a nivel de afecto, como memoria afectiva.

La singularidad del planteo winnicottiano, desde mi lectura, es que describe una experiencia donde no hay una vivencia que integre a la conciencia y al Yo esta angustia básica, la cual queda como una "marca resto" exterior o ajeno al sujeto.

Estos registros emocionales son anteriores al desarrollo del lenguaje, de modo que resultan independientes al mismo. De todas maneras estas inscripciones van a impactar los posteriores desarrollos psíquicos vinculados al surgimiento del lenguaje.

En la misma línea podemos apoyarnos para pensar estas angustias primarias, en las experiencias consecuentes , a lo que fue descripto como desinvestidura materna ( complejo de la madre muerta) en etapas muy primitivas de la vida del niño. Esta dificultad en la libinización del bebé, es consecuencia de un retraimiento de la madre producto de algún duelo que la tiene abstraída, produciendo efectos muy importantes en la configuración afectiva del niño, uno de ellos, A. Green lo describió como estado abúlico, con características depresivas. ( 10 ).

Estos estados quedan inscriptos como experiencias emocionales, registros corporales desligados de la verbalización y de la de experiencia vivencial, no por que sean inconscientes, sino por que aparecen exteriores y anteriores a la constitución de la palabra.

De esta manera podemos describir Experiencias Emocionales Básicas que constituyen un bagaje de memorias afectivas que operan en el campo de la subjetividad y la intersubjetividad.

El problema teórico y clínico que nos traen al psicoanálisis estas investigaciones vinculadas a las memorias emocionales, resulta al plantearse lo permanente e inmodificable de éstas. Las experiencias con un fuerte contenido emocional, por ejemplo un miedo intenso, o un dolor intenso implicarán el registro de una marca indeleble en el sistema mnemico emocional.

"... La permanencia manifiesta de estos recuerdos plantea ¿ podría eliminarse el aprendizaje emocional o al menos recortarse?... resulta difícil desembarazarse de recuerdos emocionales; en el mejor de los casos se puede conseguir mantenerlos velados... Morgan ha demostrado que cuando se daña parte de la corteza prefrontral, se hace muy difícil anular la memoria emocional. Eso significa que las áreas prefrontales- posiblemente através de la Amígdala- controlan la memoria emocional y evitan que se produzcan respuestas emocionales cuando ya no son necesarias... ( 11 )

De esta manera el tema que planteo es el relativo a ¿qué ocurre con estos recuerdos emocionales y cuál y cómo es la abarcabilidad de los mismos a través de un tratamiento psicoanalítico? .

Los psicoanalistas sabemos que nos encontramos con un problema cuando no contamos con las palabras que den cuenta de un fenómeno determinado, y sobre todo cuando éste constituyó un suceso traumático. El tema de las memorias emocionales nos meten de lleno en esta problemática pues son experiencias que exceden el ámbito del lenguaje hablado. En el caso del afecto en la concepción freudiana lo describimos como vinculado a una experiencia, a una vivencia que guarda algún tipo de relación con una representación, pero que no es posible agotar con la palabra. Es muy distinto contar una sensación de felicidad que experimentarla, no se pude agotar la experiencia con la narración.

En el caso de la "marca resto" desvinculada de la vivencia, más alejado aún estamos del campo de la palabra. Parece tratarse aquí, en principio, de intentar constituir la vivencia.

Desde sus orígenes el tratamiento psicoanalítico acudió a diversos métodos para "deshacer" lo que consideraba el núcleo patógeno. De esta manera se recurrió a la hipnosis primero, al método catártico después, finalmente al de la asociación libre.

Lo planteado por Freud no implica una eliminación del afecto, sino una complejización psíquica por vía asociativa, en definitiva lo que podemos hacer con el afecto, desde la concepción freudiana, es inhibir su desarrollo. Por ejemplo en un accidente que nos ha ocurrido, el recuerdo queda. Cuando volvemos a rememorarlo sentimos nuevamente temor o angustia, pero podemos agregar bueno, por suerte no nos pasó nada, estamos bien, la seguridad presente de la que gozamos... por lo menos podemos contarlo, etc. Estas son cosas que trayendo por un lado la reminiscencia del trauma traen a la vez una complejización psíquica que resulta tranquilizadora.

La represión opera a los fines de alejar la experiencia displacentera, o bien de atenuarla. Trabaja separando el afecto y la representación, quedando ésta como un contenido indiferente para la conciencia, o bien lo hace desviando las representaciones conflictivas. La regla de evitar el displacer lleva al olvido por la represión de partes de la representaciones que lo harían emerger como afecto doloroso.

Esta tendencia Freud la plantea como una regla biológica que tendería a un tipo de pensamiento práctico. Esto supone una inhibición por parte del pensamiento de los procesos afectivos: " En el pensamiento intencional se trata de encontrar un camino cualquiera pudiendo descartar todos los que estén afectados por displacer" ( 12 ).

Es interesante ver los diferentes caminos por los que el psiquismo intenta desembarazarse del afecto displacentero.

Tipos de defensa y configuraciones mnémicas:

Así podemos describir de acuerdo a las distintas formas de defensa diversos modos de configuraciones psíquicas, entre ellas diferentes efectos en la memoria.

Así si pensamos en la cualidad de la represión en un sentido estricto: esto es operando sobre la representación , no sobre el montante afectivo, tenemos como paradigma la Histeria. Aquí se hace patente el olvido y la sustitución de este olvido representacional por la rememoración del recuerdo en el cuerpo o en un objeto como ocurre en la fobia. Se presenta un grupo de representaciones escindidas, el olvido del suceso traumático es evidente y el recuerdo aparece a través de una modificación corporal o bien de una delimitación de una zona u objeto temido ( fobia).

Otra defensa, típica de la Neurosis obsesiva es la de separar el afecto de la representación, aquí no hay olvido. El suceso se recuerda pero despojado de afecto, el descripto falso enlace.

Freud lo describe así en el Hombre de los Lobos (13)

En las perversiones observamos, a su vez, que existen grupos de representaciones disociadas, contradictorias y que subsisten al mismo tiempo al modo de una "doble vida" que en principio no presentan conflicto en la interioridad del sujeto. Podemos pensar que el fetiche congela el movimiento psíquico exaltándolo en la memoria.

En las enfermedades Psicosomáticas se describe, desde algunas de las escuelas más importantes ( como la de Marty ) lo que es definido como Alexitimia, esto es la dificultad de percibir el matiz afectivo. Otros autores , como Winnicott describen al tipo de defensa, en estos casos, como la escisión mente-cuerpo.

Podemos pensar dicha escisión como la consecuencia de un deficit en el área de la constitución de la vivencia. Al plano perceptivo del paciente lo abruman cantidades de las cuales no puede dar cuenta cualitativamente, psíquicamente , la descarga se realiza entonces vía soma.

Este tipo de descarga nos acercan a la consideración de la emoción no constituida en vivencia ( no apropiada por el Yo ).

Llamativamente en estas configuraciones psicosomáticas hay tanto deficit de registro afectivo como simbólico. Tenemos que pensar que esto es así pues las huellas mnemónicas resultan de vivencias, son resultado de las mismas, el registro de un acontecimiento. De modo que la vivencia con la cualidad que le otorga la conciencia es condición para una inscripción. De esta manera podemos afirmar que la pobreza simbólica, resulta de una falta de estimulación que permita constituir la experiencia de una vivencia, el embotamiento afectivo conlleva a una pobreza simbólica o a una "fachada" sobreadaptada.

Como planteo general tenemos que la pura cantidad trae aparejado el problema de su tramitación. Freud va armando su esquema de aparato psíquico a partir de una cantidad con la cual hay que hacer algo hasta su fin último: la descarga. Va así generando el concepto de complejidad. El planteo supone que finalmente el resultado de la cantidad se traduce en complejidad,en una maya de representaciones.

Características del recordar:

Me resulta necesario en este punto realizar una ilustración tomada de Jorge Luis Borges en "Funes el Memorioso"(14)

Lo potencialmente recordable es aquello que queda guardado en un registro. Pero no todo lo que llega queda registrado.

Lo que nos introduce al tema del olvido y su importancia, para la capacidad de recordar, de percibir la realidad , de imaginar y pensar.

La capacidad de pensar supone la posibilidad de metaforizar la realidad. Esto implica que la sensorialidad, o los datos que nos llegan a través de ella podamos

" soñarlos" es decir despegarlos de su realidad concreta e incluirlos en categorías más generales.

No poder olvidar supone vivir subsumido en una historia no reconocida como tal, no incluida en una sucesión temporal al modo de un hecho histórico, implica un presente continuo, el tiempo de la imagen.

Pensar supone tener una distancia suficiente tanto de los imputs internos como de los externos. Recordemos que Freud plantea que en Y solo son posibles de tramitar, determinados montos de cantidad. De modo que el procesamiento o la perlaboración suponen cierta abstracción del evento real vivenciado.

En Funes se impone una memoria de un modo absoluto ocupando de esta manera su mente. Parece tan aplastado por los datos que aporta su memoria, como de los devenidos de la realidad. Es como un grabador de alta precisión que registra cada detalle, que no se le escapa nada. Pero esto es todo lo que hay. Falta un espacio que pueda abstraer los datos, distanciarse de ellos y de esa manera incluirlos en categorías generales.

Cuando recibimos datos, tanto del interior de nosotros mismos como del exterior, los ubicamos en categorías, los clasificamos. Por supuesto que esta actividad es básicamente inconciente y preconciente. Esta clasificación responde a similitudes y semejanzas de las impresiones recientes en relación con los datos previamente organizados. Si lo nuevo es muy similar se integra a lo anterior. Este es un modo de olvido, lo que es similar o igual a lo que conocemos se pierde "en el montón". Podemos llamar a esto memoria semántica. "Esta es una memoria genérica. Pone de relieve los rasgos comunes a los diversos episodios. Constituye una base de datos. La memoria semántica es el residuo de la memoria episódica. Por eso los pacientes amnésicos pueden acceder a los conocimientos anteriores a la enfermedad"( 15)

Vemos de esta manera que para que algo quede registrado debe resultar percibible por algún rasgo particular que lo diferencie. Pero al mismo tiempo este rasgo peculiar lo incluye o no dentro de categorías reconocibles. Precisamente si algo es absolutamente nuevo y no lo podemos incluir dentro de alguna categoría previa no es reconocible. Generalmente los datos se tienden a agrupar dentro de lo ya conocido.

Gaston Bachelard ( 16 ) destaca el obstáculo epistemológico que implica todo conocimiento anterior para la incorporación de ideas nuevas. Pareciera que lo más sencillo y económico resulta seguir las sendas ya establecidas. Así como las sendas naturales de los caminos , las llamadas "huellas", nos indican el camino que hemos seguido en otra oportunidades .

Estas huellas al modo de cursos nos transportan hacia lugares conocidos.

La memoria resulta de un lado un obstáculo al conocimiento nuevo y al mismo tiempo una posibilidad para el mismo , pues es imposible pensar sino desde categorías generales.

Para registrar un dato es necesario entonces alguna diferencia percibible, esta es una condición de registro, e implica alguna saliencia propia del hecho que despierte la sensorialidad, la impresión perceptual, y queda registrado como una vivencia en la medida que hay un anoticiamiento por parte de la percepción, es decir que hay algún rango de conciencia. Freud nos aporta el modelo del dolor como paradigma del afecto que va a dejar las más amplias facilitaciones , lo atribuye a un factor económico y tópico en la medida que una gran cantidad irrumpe en el aparato, al tiempo que no hay una instancia ( un Yo) capaz de contenerla o tramitarla. Las situaciones altamente traumáticas en los primeros tiempos de vida pueden constituir diversos ejemplos.

Generalmente podemos plantear que, el dato registrado es el vivenciado y de esta manera acredita cualidad de experiencia. Cotidianamente nos llegan multitud de datos que en su mayoría no quedan registrados. Cuando lo hacen, como restos diurnos por ejemplo, es porque se incluyen dentro de vivencias que se reactivan con su enlace. Así es como una observación nimia, cobra importancia, en la medida que reverbera un grupo representacional-afectivo en ese momento.

Entonces tenemos que esta saliencia o rasgo diferencial va a tener que ver tanto con la característica del estímulo ( Intensidad y frecuencia) como del interés inconsciente que despierte una impresión cualquiera.

Se puede afirmar siguiendo este desarrollo que todo recuerdo ligado a una experiencia vivenciada queda registrado en la memoria con más seguridad que un dato aislado, desvinculado de la experiencia vivencial.

Este planteo de incorporación por categorías de los datos que llegan a nosotros me lleva a pensar que existe un riesgo, que vayamos ampliando lo conocido, que cada vez incorporamos más a lo sabido. Por esto mismo el solo hecho de vivir mucho no es condición suficiente para saber más de diferentes cosas, muchas veces, por el contrario, uno va confirmando con el paso del tiempo más de lo que ya suponía. En otras palabras, más de lo mismo.

Las memorias operan de esta manera como configuraciones de datos. Estos se organizan como bases a partir de los cuales se integrarán los registros nuevos. Funcionan en un doble sentido , como obstáculo a lo nuevo y como posibilidad de conocimiento.

Desde ya que esto nos deja planteado el tema de la ruptura de las clasificaciones previas, el rearmado de nuevas significaciones, concretamente del Hecho Creativo como tema a considerar, de la capacidad de poder extrañar lo conocido, de presentarlo en una nueva configuración, la resignificación.

Memorias y transferencia:

La transferencia es un tipo de memoria que implica un modo de vinculación previa. Este modo queda como un registro que es trasladado a muchos de los vínculos nuevos cuando estos representan indicios para el despliegue de esta memoria no verbal. Opera en este sentido como el afecto, buscando la oportunidad para desarrollarse.

Por definición las memorias implican dos aspectos:

1- almacenamiento de datos y 2- su recuperación en recuerdos.

Como describía, pueden ser verbales o no verbales. Centralmente la memoria compromete, al resto del psiquismo en una primera reacción, a su repetición. Si todo fuera memoria como veíamos en Funes no existiría más que repetición infinita.

En su inagotable capacidad para sugerir líneas de pensamiento Freud planteaba en Recordar repetir y elaborar(17 ) a la transferencia como una repetición.

Reproduzco parte de un párrafo de esa obra:

"Como es natural, nos interesará, en primer término, la relación de esta repetición obsesiva con la transferencia y la resistencia. No tardamos en advertir que la transferencia no es por sí misma más que una repetición y la repetición, la transferencia del pretérito olvidado, pero no sólo sobre el médico, sino sobre todos los demás sectores de la situación presente."

Podemos afirmar que toda memoria implica tendencia a la repetición, en la medida que implica el registro de un acontecimiento vivenciado que por regla conlleva la necesidad de expresión. Además constituye un circuito mnémico, un conjunto facilitado, una estructura más o menos integrada al resto del psiquismo.

De esta manera la transferencia va a venir a reemplazar a algo que debiera ser recordado a través del discurso verbal.

Esto supone, o por lo menos puede dar lugar a una interpretación donde se afirme que si fuera posible poner lo transferencial en lenguaje declarativo desaparecería la situación traumática y la persona en cuestión se liberaría vía discurso asociativo del afecto displacentero.

En principio pienso que esto no es así. La práctica clínica diaria me permite observar lo poco tramitable que resulta lo emocional desde lo verbal. Con esto digo que los recuerdos ligados a las emociones son preverbales. Esto implica que la conexión con la palabra opera a modo de trabajo psíquico arduo y que en definitiva el lenguaje verbal nunca es más que otro representante, no es la emoción misma.

Resumiendo: pienso entonces que las memorias constituyen estructuras organizadas de diferentes maneras, a los fines de este trabajo voy destacar : Las afectivas y las verbales. Las primeras se organizan en un circuito de inervaciones corporales específicas que van a dar el tipo de afecto característico; de esta manera podremos hablar de afectos placenteros y displacenteros, de angustia, dolor, tristeza. Todos estos tienen su propia configuración corporal. Son previos al lenguaje y son producto de experiencias vivenciadas que han quedado registradas de esta manera. El modo de recuperación (rememoración) de estos recuerdos-afectos se da através de estados de ánimo o de climas vivenciales, no siempre claros para su manifestación verbal, están disponibles para registros paraverbales, sean estos manifestaciones corporales o climas ambientales.

Mencioné también las memorias desligadas de las vivencias . Resultan de más difícil abarcabilidad y suponen un armado teórico y clínico para enfocarlas. Winnicott y Bion describen esos estados de la mente vinculados a "agonías primitivas" o a "elementos Beta" para los cuales es necesario crear las condiciones para su inscripción psíquica. Esos estados ligados a la enfermedad orgánica , a actuaciones motoras o alucinaciones, y que necesitan de las condiciones adecuadas para ser tramitados psíquicamente.

La memoria verbal es la que disponemos para narrar nuestra historia, la que registra las diferentes etapas o episodios de nuestra vida , los cuales se encuentran almacenados y están a disposición de la palabra en condiciones favorables, la recuperación acá es entonces en términos de representaciones verbales. Estos episodios que la memoria declarativa almacena lo hace de un modo sintáctico y semántico, los recuerdos se agrupan por categorizaciones y estructuras lógicas. Estas categorizaciones constituirán polos de atracción para las nuevas impresiones la cuales tenderán a incluirse dentro de estos sistemas.

Todas estas memorias, constituyen fuentes de trabajo permanentes para el psiquismo, por impulso de ellas la mente tiende a repetir.

De esta manera lo nuevo debe incorporarse a partir de una diferenciación, donde el dato tenga un peculiaridad propia que le permita quedar como hecho distinto y no sea diluido en las categorías precedentes, como olvido semántico. Lo diferente para marcarse como tal debe conquistarse, es una conquista del Yo , un acto creativo.

Algunas consideraciones clínicas:

En este trabajo me interesa destacar especialmente la transferencia ligada a la memoria emocional.

Esta transferencia es desplegada en un vínculo y resulta al mismo tiempo de él. Éste vínculo quedó como registro a manera de emoción ( por ejemplo una emoción o vivencia de asfixia).

En esta memoria el Yo no siempre dispone de los recuerdos representacionales donde esta situación se instaló. Lo importante a definir es de qué manera se instaló y en qué, o a través de qué se recupera o presentifica.

En el caso del "miedo al derrumbe" la acción transcurre como un temor que ocurra algo que en realidad ya ocurrió, pero como no hubo una inscripción de este suceso se intenta repetir, instalar realmente, muchas veces buscando el derrumbe mismo como una necesidad de experienciarlo. Aquí podemos decir que no es un recordar en transferencia sino un repetir una emoción desvinculada del psiquismo que busca un lugar en el mismo, que no ha podido ser digerida y constituye, de esta manera, un trauma permanente.

Winnicott sostiene que el miedo clínico al derrumbe es el miedo a un derrumbe que ya fue experienciado ( 17 )..." inconciente significa que la integración yoica no es capaz de abarcar algo. El Yo es demasiado inmaduro como para recoger todos los fenómenos dentro del ámbito de la omnipotencia personal."

...¿ "Porqué sigue preocupándose el paciente por esto que pertenece al pasado?. La respuesta ha de ser que la experiencia original de la agonía primitiva no puede convertirse en tiempo pasado a menos de que el Yo sea capaz primero de recuperarla dentro de su experiencia presente y su control omnipotente actual

( resumiendo que la madre-analista cumpla la función de auxiliar de soporte del Yo)."

" el paciente debe seguir persiguiendo ese detalle del pasado que todavía no fue experienciado, que adquiere la forma de una búsqueda de ese detalle en el futuro...Queda abierto el camino para experienciar la agonía en la transferencia, como reacción frente a las fallas y errores del analista"

"El derrumbe ya ha sucedido cerca de los inicios de la vida del individuo. Este necesita "recordarlo", pero no es posible recordar algo que no ha sucedido aún, y esta cosa del pasado no ha sucedido aún porque el paciente no estaba allí para que le sucediese. La única manera de recordar en este caso, es que el paciente experiencia por primera vez esta cosa del pasado en el presente, vale decir en la transferencia. Esta cosa pasada y futura pasa a ser entonces un asunto del aquí y ahora, y es experienciada por el paciente por primera vez... ¡ hete aquí que no hay final posible a menos que se toque fondo, a menos que lo temido sea experienciado!".

" He intentado mostrar que el miedo al derrumbe puede ser el miedo a un hecho pasado que aún no ha sido experienciado, la necesidad de experienciarlo es equivalente a la necesidad de recordar que se presenta en los análisis psicoanalíticos"

Vemos que la acción constituye un tipo de memoria por si misma, solo que en el caso de la neurosis ese acto-memoria remite a una representación verbalizable y en el otro no remite más que a una aspiración, la de inscribirse como experiencia. En los dos, la emoción-afecto o el acto, constituyen el recuerdo mismo.

La palabra en estos casos siempre es un aposteriori. Un ligar posterior. Mientras que estas impresiones emocionales pulsan permanentemente en una búsqueda de expresión.

¿Cómo se plantea en la clínica el abordaje de estas memorias afectivas si decimos que resultan extrañas al lenguaje, el cual no las puede agotar totalmente?.

¿Cómo se procesan en un tratamiento las memorias afectivas?.

Se puede afirmar que desde el psicoanálisis la aspiración clínica apunta al trabajo de enlace de lo escindido con las representaciones palabras y esto alude tanto a las representaciones escindidas como a los contenidos preverbales.

Las Experiencias Emocionales Básicas van a dar el contexto permanente, la tonalidad afectiva.

En este punto considero que el modo más adecuado de tramitación de estas experiencias emocionales lo constituye, lo que los psicoanalistas definimos como proceso transferencial, y que tan claramente se expresa en lo extractado de Winnicott.

Precisamente el campo transferencial nos va a traer estos datos que no se hallan disponibles para la palabra.

En el caso de lo reprimido por resistencias, el acto como sustituto de la palabra ocupa el lugar de esta.

. El planteo es, lo que queda registrado de alguna manera, necesita expresarse con el fin de " digerirlo" o procesarlo. Puedo usar la metafora de un cuerpo extraño, al que es necesario o bien asimilar, o bien expulsar .

La experiencia traumática vivenciada, de esta manera, queda como un resto que pulsa por su expresión. El campo transferencial permite, en este caso, que se realice una experiencia originaria, es decir que se instale la vivencia por primera vez.

Resumiendo:

El planteo general del trabajo apunta a describir la memoria emocional como una inscripción anterior a la instalación del campo de la palabra y pensar las complejidades clínicas y metapsicológicas que se derivan de este hecho.

Lo que describí como memoria emocional constituiría el "lecho de roca". De esta manera no será adecuado hablar de la terapia psicoanalítica como de "una experiencia emocional correctiva", pues lo emocional no se corrige, se vela a lo sumo, con un arduo trabajo psíquico.

La memoria emocional ingresa notoriamente al campo transferencial.

De esta manera destaco en el trabajo terapéutico analítico dos áreas delimitadas por:

a- la experiencia emocional, que marca el clima vivencial del tratamiento y de la sesión

b- los recuerdos declarativos que nos permiten objetivar y tramitar estos estados a través de la palabra.

De esta forma si volvemos al Miedo, como un afecto predominante, tendremos que éste determinará de un modo muy importante las respuestas de un sujeto, el miedo como recuerdo de un suceso quedará como disposición permanente a ser disparada. Habrá todo un trabajo psíquico para velarlo o evitarlo en la cotideanidad.

En este sentido, podemos considerar el trabajo psíquico como creativo y generador de nuevas configuraciones representacionales a partir de un vínculo cambiante con lo emocional.

Las memorias configuran así fuerzas anímicas que dan la tonalidad del estado psíquico. Peculiarizan el modo de percibir, tanto al Yo como a los objetos en general. El Estado Anímico que impera en nosotros responde a una memoria que se impone como determinante.

El estado de ánimo representa el estado psíquico en un momento dado y está determinado por el conjunto emocional-representativo que impera en esas circunstancias.

Emociones y recuerdos se codeterminan, de esta manera recuerdos placenteros pueden traer emociones placenteras, como emociones tristes pueden traer recuerdos tristes.

Genéricamente podemos decir que las emociones placenteras constituyen el registro mnémico de experiencias gratificantes y que las displacenteras lo son de experiencias de frustración.

Cuando incursionamos por los registros no verbalizables vemos que de todas maneras estos necesitan ser reproducidos.

¿Qué tipo de figurabilidad tienen estos registros, o a través de que formas aparecen en la expresión reproductiva?.

De esta manera podemos pensar en determinados ritmos corporales, en cierta erogeneidad que pulsa . ¿ Cuáles son los tipos de figuras expresivas a través de los que se manifiestan?: una de ellas la constituyen los ritmos musicales, que rescatan tipos de memoria anteriores a la palabra, y quizás también de un modo directo, ritmos pulsionales.

En definitiva, según entiendo la teoría freudiana, enfoca los afectos como memoria de sucesos acaecidos y experienciados.

La meta clínica que se desprende de estas reflexiones apunta a que estos estados afectivos se encuentren a disposición del Yo, por ejemplo como señales de alarma. O bien como matiz afectivo que permita dar densidad subjetiva a la experiencia vivida. Estos elementos, tanto la señal como el matiz, constituirán indicios que permitirán organizar al Yo acciones apropiadas.

El problema que intento dejar planteado en este trabajo es el relativo al de la recuperación de registros previos a la palabra.

Vimos como los recuerdos afectivos quedan como registros permanentes generando climas y efectos en el sujeto y en los vínculos que mantiene.

Estos climas afectivos sin bien constituyen lo permanente como disposición, operan en contextos favorecedores o inhibidores. De esta manera la transferencia opera como un valor contextual que disparará o favorecerá el despliegue o la inhibición de la emociones básicas. Lo cierto es que el campo transferencial se convierte en la herramienta principal para el despliegue de lo que está más allá de la palabra. Los indicios que nos den las pistas de lo ocurrido, o de lo no ocurrido transcurrirá en este campo de múltiples figuraciones expresivas: verbales, emocionales, conductuales y rítmicas.

El nivel de registro de los acontecimientos es un hecho complejo que necesita definirse con relativa claridad pues es un ámbito en el que nos encontramos inmersos cotideanamente con cada paciente. La percepción de la escucha obviamente no solo se refiere al canal auditivo sino también, y fundamentalmente en patologías más graves, o donde falla la palabra, al registro dérmico, a ese registro que se tiene en la "yema de los dedos" aunque uno esté solo escuchando.

Todo el campo transferencial-contratransferencial nos mete en tipos de representaciones que no siempre son posibles definir con exactitud, pero de las cuales no podemos prescindir, a riesgo de perder una herramienta muy fina en la percepción de fenómenos que se escapan, muchas veces, a la observación o la escucha directa.

Bibliografía:

1- Jorge Luis Borges. Obras Completas. Emecé editores.

2- Sigmund Freud. Proyecto de psicología. Biblioteca nueva.

3-Daniel L. Schater and Endel Tulving. What Are the memory Systems of 1994?

4-Joseph E. Le Doux. Emoción, memoria y cerebro.Investigación y Ciencia. Agosto 1994.

5- Sigmund Freud. Inhibición, síntoma y angustia. B.N.

6-Sigmund Freud. Estudios sobre la Histeria. B.N.

7-J.E. Le Doux. Op.Cit.

8-Sigmund Freud. Lo Inconciente. B.N.

9- Donald Winnicott. Exploraciones Psicoanalíticas. Editorial Paidos

10-Andre Green. Narcisismo de vida. Narcisismo de muerte. A.E.

11-Le Doux. Op.Cit.

12- Sigmund Freud Proyecto: Tercera parte. Intento de representar los procesos normales.

13- Sigmund Freud. El hombre de los Lobos. B.N.

14- Jorge Luis Borges. Funes el memorioso. Obras Completas Emece.

15- Alan Baddeley. Las memorias humanas. Mundo Científico " La Recherche". Nº 150.

16- Gaston Bachelard. La formación del espíritu científico.

17- Sigmund Freud. Recordar. Repetir y elaborar. B.N.

18- Donald Winnicott. Op. Cit. Pag. 117,121.