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Pregunta: Dr.: hemos tenido 100 años de análisis y quizá concuerde en que la gente se está volviendo más sensible mientras el mundo empeora. De ser así, ¿a qué no le hemos prestado atención?

Respuesta:
¿A qué llamas sensibilidad?

P. Gente con más conciencia, más perceptiva.

R. Quieres decir que la gente tiene más conciencia de sus procesos subjetivos

P. Sí. Si está de acuerdo en que esto ha ido sucediendo y, que a la vez, paradójicamente, el mundo ha ido empeorando. Si concuerda con esto, ¿a qué se debería, después de tantos años de análisis?

R. Pienso que el desarrollo de las humanidades y de las ciencias técnicas han sido paralelos pero con distintas finalidades últimas. Probablemente cuando hablamos de psicoanálisis estamos hablando de una de las ciencias que más ha contribuido al desarrollo del hombre, pero este decididamente no ha ido de la mano con el desarrollo de la tecnología, no es paralelo al desarrollo tecnológico. El progreso de la industria – todo lo que ha sido el siglo pasado – ha tenido que ver con la disponibilidad de grandes cantidades de mano de obra. Se ha creado una gran clase media; se ha posibilitado el acceso a la cultura de grandes masas de población, pero he aquí que esas reservas de mano de obra, que inclusive eran la reserva potencial de poder de los ejércitos más aguerridos, pasan a convertirse en personas prescindibles a partir del desarrollo robótico de la producción.
Entonces nos encontramos con una inmensa marea de muchedumbres marginadas de los procesos tanto productivo como de mercado. Esto va produciendo paralelamente, una marcada disminución de todo lo que es el intercambio de servicios y de aquellos porcentajes de clase media con acceso a la cultura. Países de América Latina con una interesante proporción de clase media hace 10 años –que podría ocupar un 35, un 40% de su población – pasan en este momento a contabilizar cerca de una 15% de la población, en la década del 90.

P. A ver si comprendí bien. Con respecto al análisis, lo podríamos incluir en los servicios, digamos, a los que cada ver hay menos acceso .

R. Sabemos mejor cómo es el inconsciente, pero en América Latina tenemos más de cuarenta millones de chicos de la calle.

P. En su opinión, la psicoterapia ¿va a seguir investigando lo intrapsíquico e interpersonal, y no le va a dar importancia a lo social?

R. Me parece que tu pregunta es contundente. Creo que una psicoterapia que no tenga en cuenta los factores sociales que inciden sobre el sufrimiento de la persona, el sufrimiento mental, está mutilada en uno de sus principales soportes. El sufrimiento humano tiene una vertiente que parte de su inconsciente, como hablamos en psicoanálisis, y otra vertiente que parte de todo lo que es la presión, la manifestación social, lo que llamamos lo estresores. Es decir, no hay posibilidad de acceder a una psicoterapia completa si no tenemos en cuenta la estresología.
Quizá sea importante señalar que en este momento hay muy pocos pacientes neuróticos del estilo clásico de la época de Freud. Sin embargo ¿por qué podemos psicoanalizar? Podemos hacerlo siempre y cuando tengamos en cuenta las presiones sociales a que, además, está sometido ese paciente que viene a tratarse, con aspectos manipulativos que influencian su mente. Es decir, de lo que estoy hablando es del conjunto de factores que inciden complementariamente para producir una determinada subjetividad. Ninguna psicoterapia es completa si no tiene en cuenta este conjunto de factores.
Además creo que las caricaturas del psicoanálisis tienen que ver con el estrechamiento categorial, con la pérdida de vista de la multidisciplinariedad del psicoanálisis. El psicoanálisis es y será multidisciplinario. Quizá el problema sea que a veces esa multidisciplinariedad se manifiesta con las ciencias de la época de Freud. Creo que hay ser multidisciplinario con las ciencias de la época actual. Ese es el problema.

P. ¿Es tiempo de enfermedades o de epidemias?

R. Cuando se estudia una enfermedad lo primero que hacemos es diagnostico, y ahí tenemos en cuenta la epidemiología. Creo que lo epidémico está presente siempre. Yo hablé de los estresores; existieron siempre, pero van cambiando de forma, es decir, de forma epidémica. Hoy la gente está muy manipulada; por ejemplo te podría mencionar los medios masivos de deformación pública, que están conformando, produciendo determinados modelos de subjetividad. La gente nos llega con esos modelos de subjetividad a cuestas. Modelos de subjetividad trivializante, banalizadora, presentizante, donde justamente el papel del analista permitirá a esa persona tolerar un espectro sensorial más amplio para abarcar una temporalidad mayor; para pensar no solamente en mañana sino en un futuro más amplio, en un proyecto; para hacerse cargo no solo de la experiencia de hoy, sino de la experiencia de toda su historia, de la experiencia de otros, para no pasar su vida en la repeticion.
La banalización es un modelo que se transmite con mucha rapidez. Hay que tener en cuenta que nunca hasta ahora nos habíamos enfrentado a este modelo de manipulación social a través de aparatos; esto es totalmente novedoso. A través de la historia la gente pasó por diferentes etapas, por diferentes modelos de subjetividad. Pero esta cultura es totalmente nueva: la manipulación de las muchedumbres a través de aparatos es un modelo actual.

P.¿Y cuáles serían las nuevas claves de relación y de intercambios?

R. Las claves son ir de la masividad a la diversidad, justamente: producir diversidad, producir diferenciación. Del analista que hacia conciente lo inconsciente como objetivo fundamental, levantando represiones, la epidemiología nos va llevando a un tipo de analista que muchas veces quizás está instalando represiones más que levantándolas; que está instalando proceso secundario, que está invitando al paciente a pensar, que le está permitiendo pensar.

P. ¿Qué pasa hoy con la psicosis, por ejemplo? ¿Hay aumento o la sociedad legalizó la locura?

R. Hay algunos tipos de locura que estuvieron legalizados siempre, y hay otros que se convierten en modas episódicas. Por ejemplo hay locuras corporales que son epidémicas; como el cuerpo lleno de cicatrices, de siliconas y de modificaciones destinadas a producir una eterna presentización, tienen que ver con rupturas en la diversificaciones generacionales; por ejemplo todas las personas que concurren a determinados boliches son iguales y tienen las misma edad, aunque en realidad algunas tengan 18 años y otras 50 y pico. Todos igualados por el acto cosmético.

P. La anorexia ¿podría ser otra locura del cuerpo, digamos como "moda" ?

R. La anorexia sí. Pero hay una marcada generalización, no todas las anoréxicas son psicóticas, pero podemos decir que hay una epidemiologia de todas estas manifestaciones en lo corporal. En cambio, por ejemplo, la epidemiología de enfermedades mentales clásicas, como la esquizofrenia, no está sujeta a tantas variaciones de origen social y los porcentajes se mantienen bastante estables.

P. ¿Las adicciones tienen que ver con lo que pasa en el planeta? ¿Nos estamos envenenado todos?

R. Bueno, tendría que hacer la articulación entre la teoría psicoanalítica y algunas posturas biológicas que son base del psicoanálisis, en última instancia. En el caso de la especie humana, el ataque que estamos haciendo sobre nuestro ambiente no podemos dejar de relacionarlo con el aumento de la convivencia tipo muchedumbre, el aumento de la manipulación electrónica a través de aparatos, la perdida de los hábitat y suministros naturales y el ataque a la sensorialidad que determinan las sustancias adictivas, - sustancias adictivas que son sólo una de las formas de las adicciones; hay otras formas -. Todo esto de lo que te hablé es algo que yo habitualmente trabajo como una epidemiología de la neurosis traumática. Es decir, creo que todo el mundo en la sociedad urbana actual está sometido a una neurosis traumática permanente. Una de las salidas de la neurosis traumática, de los estados producidos por la neurosis traumática, es el embotamiento de la percepción, el ataque a la sensorialidad, la producción de un estado de alteración interna casi para anestesiar esta alteración de la naturaleza.
Esto se produce mediante las adicciones. Que por supuesto pueden producirse mediante sustancias, pero hay otras, por ejemplo las adicciones a la actividad física desmesurada por un tiempo prologando. O a determinado tipo de acciones sobre lo corporal. Las acciones cosméticas sobre lo corporal de las que hablábamos antes, pueden traducirse en la adicción a no comer, que produce sustancia tóxica en circulación. He tratado algún caso de adicción a la cirugía en personas que salían de una depresión esencial entrando en una actividad efectiva encaminada a operarse; entonces aparecía un apasionamiento, y si no, volvía el letargo característico de la depresión esencial. La adicción al trabajo acelerado y en estrés es otro ejemplo.
Hay otra cosa más. Querría caracterizar que la adicción a los narcóticos puede sustituirse por otras drogas más socializadas. En este momento se está produciendo un inmenso avance comercial de psicofármacos, alguno de ellos inclusive con una sorprendente propaganda en películas y medios.

P. ¿Usted cree que hay cosas que nunca cambian en la persona, que son como rocas fundantes a las que hay que llegar como objetivo terapéutico, o el objetivo de la terapia sería más bien discriminar entre lo cambiable y lo no cambiable?

R. Me parece que se exagera con esto del cambio. Quizá el objetivo de la psicoterapia sea que la gente se encuentre a sí misma y no que cambie tanto. Siempre estar cambiando para parecerse a otro distinto.

P. Una última pregunta, doctor. ¿Somos como terapeutas lo que pensamos de la vida?

R. ¿Está bien formulada tu pregunta? ¿Quién es lo que piensa? ¿Vos decís que el terapeuta tiene una determinada cosmovisión, una idea de cómo hay que ser, un modelo de la salud, de cómo se deber ser en el mundo?

P. Si. Y si luego, en consecuencia, es así como terapeuta ¿no?

R. Bueno, yo creo que todo el mundo tiene alguna idea de cómo ser. Lo que me parece que hace ineficaz un modelo psicoterapéutico es tratar de imponerle a la gente lo que le sirvió al terapeuta, porque generalmente no le sirve al resto. Así que esto va de la mano con lo que te decía : ayudar a alguien a que descubra cómo es, no es ayudar a que descubra cómo piensa su analista, sino a que descubra cómo es él.

P. Y a la diversidad ...

R. Sí, a la diversidad. Somos diversos. Si todos pensamos lo mismo, si somos demasiado parecidos nunca vamos a tener qué intercambiar. La vida sería aburridísima para todo el mundo. Pero a la inversa también es cierto, si somos demasiado distintos no nos podríamos entender ni un poco, así que no tenemos que irnos a los extremos.

P. Un punto medio.

R. Digamos una zona de probabilidades de intercambio.

P. Bueno, esta pregunta apuntaba, también, a las eventuales contradicciones del terapeuta, entre una forma de ver la vida, o pensar la vida, y otra forma de actuar su rol en la cura ¿no?

R. Creo que lo mejor que puede hacer el psicoanalista con sus contradicciones es atravesarlas, pensarlas – lo que no significa que las pueda resolver por eso – y ayudar a otras personas a que también vean sus propias contradicciones, las piensen, las atraviesen con el pensamiento y se den cuenta, a veces, de lo agobiadas que están por ellas, sobre todo por las insolubles, que son muchas en todo el mundo.