Dr.Osvaldo Bodni (APA.UCES)*

Vejez y Relato: Una teoría del legado

De los múltiples factores a que se atribuye la explosión demográfica de la segunda mitad del siglo veinte  se destaca sin duda el vertiginoso desarrollo de la medicina. A su amparo se produjo en el mundo occidental una prolongación de la expectativas de vida que superó los vaticinios más optimistas, produciendo un gran aumento de la población de adultos mayores.

Esto determinó que desde el punto de vista social la población laboralmente pasiva aumentara numéricamente  a cifras muy elevadas, pero  más aún superadas en lo porcentual, respecto de una población activa en disminución constante. Esto se debió al desarrollo,  paralelo a la medicina, de un vertiginoso avance tecnológico que marginó del mercado de trabajo a las masas laboriosas que previamente habían acudido a la industria en los centros urbanos. Recordemos que durante años los trabajadores del campo emigraron a las ciudades en busca de la ocupación que  los declaraba prescindentes desde la mecanización agrícola, encontrándose también allí con una demanda en retroceso permanente, además de una  ensanchada brecha cultural para el acceso a las nuevas destrezas.

Como consecuencia si hacia el comienzo de nuestros sistemas previsionales de reparto un adulto pasivo era mantenido por el trabajo de alrededor de nueve  personas activas, esta cifra se fue reduciendo de manera paulatina y constante hasta  cerca  de su cuarta parte, agregando que carecemos de cifras acerca de lo que ocurre actualmente con la crisis argentina y sus porcentajes enormes de desocupación, subocupación y trabajo en negro. En suma, la sobrevida de los ancianos se ha convertido en un  problema sin disimulo para el estado y para las numerosas familias en las que éstos no juegan rol alguno que los jerarquice. Debemos reconocer que en la desesperación de la crisis se producen algunos curiosos fenómenos, como grupos familiares en los que la desocupación recalifica el magro ingreso del jubilado, como algo de dinero al fín. Y podríamos agregar algún comentario sobre el papel de las abuelas al cuidado de los niños en horarios de trabajo, pero son las excepciones que confirman la regla. En lo esencial esta gerontodemografía actual parece desproporcionada para los avatares de una sociedad que no sabe como obtener los recursos para mantener sus sistemas de protección. Cuánto más entonces, para mantener un status social relativamente calificado para ésta población que no se sabe si puede ser útil , ni en qué. Ni siquiera es considerada como un mercado a tener en cuenta. Como ejemplo simple basta intentar conseguir un electrodoméstico adecuado a las  posibilidades de aprendizaje de la mayoría de los  adultos mayores, y se verá que la empresa constituye un desafío imposible.

¿Qué les pasa entonces a estos viejos, descalificados, sin posibilidad de demostrar una utilidad productiva, que se sostienen a pesar de sus familias, que en otros casos viven en  hogares geriátricos desvinculados de su historia, que a veces recorren centros de encuentro que sólo disimulan la soledad? ¿Qué alternativa está fallando, que rol natural se ha perdido? 

Freud y una teoría del envejecimiento

August Weisman, biólogo reconocido como uno de los  fundadores de la genética en el siglo XIX, tuvo una marcada influencia en el pensamiento de Freud. Descubrió que las células germinales contenían un "plasma germinativo,... algo que debe ser cuidadosamente preservado y pasado de una generación a otra". Su teoría ( totalmente biológica y experimental, antecedente del cromosoma) interesó a Freud hasta el punto de afirmar éste que el sujeto "es el portador mortal de una sustancia- quizás- inmortal, como un mayorazgo no es sino el derecho habiente temporario de una institución que lo sobrevive."   En  “Más allá del principio del placer” Freud señaló que su nueva teoría pulsional era el corolario dinámico de la teoría biológica  de Weisman.

Freud siempre había insistido en una matriz biológica de las pulsiones consistente en el “instinkt...  ...semejante al que se encuentra en los animales”, reservorio de protofantasías que generan  ciertos desenlaces psíquicos necesarios, y de  patrones comportamentales, simples  como  las emociones o de mayor complejidad como el impulso a legar, complemento de la pulsión de conservación de la especie que Freud desarrolla en el “Esquema del psicoanálisis”. Esta pulsión, integrada en Eros, tiene su meta en la transmisión de la genética y  la cultura a un sucesor, siendo el pasaje activo de saberes mediante un lenguaje, de los más viejos a los más jóvenes,  la condición humana necesaria para completar la insuficiencia biológica de la transmisión genética. Por eso en  las primeras etapas de la vida la teoría de la erogeneidad está vinculada con la receptividad y la construcción del sujeto singular, pero en la vejez  se organiza  en función de la sucesión. El deseo de  historiar y producir el sucesor se constituye evolutivamente, a partir del  aparato  psíquico que al principio de la vida  fue puramente receptividad y aprendizaje. Llegado el momento, el impulso a la perduración trascendente del sujeto sobreinviste la supervivencia del grupo conservador de la memoria, que se escinde de la propia autoconservación.

Entonces la responsabilidad por conservar la cultura constituye una exigencia de trabajo para el psiquismo adulto, que se apuntala en este  impulso que tiene por meta transmitir el legado al sucesor. Antes de dejar el grupo al que pertenece debe  transmitir los emblemas identificatorios, las tradiciones, las estrategias de comportamiento, las destrezas instrumentales y los  productos de la creatividad.

Si bién el pensamiento freudiano tiene influencias  lamarckianas en cuánto a la incorporación al ello del registro de sucesos realmente acontecidos, parece adscribirse a la fuerte posición darwiniana de Weisman. Para éste la transmisión de la cultura está en relación directa con la selección de las especies, y la capacidad ecoetológica de supervivencia de la más apta dependerá de su potencial de transferir lo aprendido a sus sucesores.  El acrecentamiento de la destreza por un potente impulso a su transmisión es más eficaz  que su invención en cada generación.

El tema del sucesor también es tocado por Freud lateralmente, por ejemplo cuando escribe sobre la esterilidad de Schreber: .... “Su raza corría el riesgo de extinguirse, y parece que estaba bastante orgulloso de su linaje y su familia”. Dice de  Macbeth: ,”... no se conforma con satisfacer su propia ambición, quiere ser el fundador de una dinastía y no haber asesinado para beneficio de unos extraños”. Comentando Rosmerholm señala  que la esposa enfermiza y sin hijos es fácilmente inducida al suicidio. Señalamos estos casos porque en ellos la castración es más que simbólica,  presuponiendo  la no producción psíquica del objeto sucesor, y conllevando una verdadera amenaza de olvido e intrascendencia. Así como el ello no puede tener noticia alguna de la muerte,  tampoco puede tenerla de la intrascendencia. Desde la teoría del inconciente filogenético no hay lugar alguno para registrar ni regresos de la muerte ni retoños de la esterilidad.

Coincidimos con Piera Aulagnier para quién la sociedad asegura su  futuro reemplazando los sujetos muertos por nuevos que van a repetir el mismo fragmento de discurso. Las pulsiones narcisistas de los  sujetos desaparecidos  nutren el narcisismo de los que advienen “gracias a la precatectización por parte del conjunto del infans como voz futura que ocupará el lugar que se le designa”. "Se nota la presencia primitiva de un deseo de inmortalidad  ante el cual esta catectización se ofrece como sustituto”.  (1)  Los viejos requieren sostener "la ilusión de que una nueva voz volverá a dar vida a la mismidad de su propio discurso".

La transmisión tiene también  para Rene Kaes un fuerte anclaje pulsional, con demandas 

 

inconcientes, en las que "prevalecen a veces las exigencias narcisistas de conservación y

 

continuidad de la vida psíquica, y otras veces las del Ideal del Yo y del Superyo".

 

Legar es testar, testimoniar,  y con ello relatar. El sujeto ha sido primero receptor y ahora debe asegurar el destino del “mayorazgo” como eslabón de una cadena de cronistas. La  propuesta clínica es considerar en la crisis de la vejez la pulsión de reproducción de la especie, que se expresa como el impulso a la producción del objeto sucesor, interpretando el testamento como testimonio identificatorio, atendiendo al  balance de la vida, y a detectar un doloroso efecto de tarea inconclusa relacionado con una tranasmisión frustrada.

El adulto mayor es un cronista y como tal, deberá aceptar, como castración simbólica, que ningún relato podrá transportar la totalidad de sus legados. Una característica de la omnipotencia narcisista es sostener una fantasía de inmortalidad produciendo como sucesor un doble,  en cambio, la aceptación de los límites del legado sostendrá las identificaciones suficientes para el sentimiento sereno de dejar un registro.  El tratamiento procurará transformar la patología en una crisis vital simple, con una ganancia de sabiduría apoyada en el balance, en la elaboración de su trascendencia, y en el sentido de su tiempo. El heredero de las identificaciones no será su doble inmortal , pero como semejante,  podrá mostrar al anciano el lugar que ocupará en la historia.

Los relatos

El proceso de transmisión del legado cultural se vehiculiza mediante el relato.Está inscripto en el discurso, pero también en los objetos familiares, las fotografías, las viejas cartas, los importantes o humildes blasones de un antepasado heroico.Y también en el dinero, en las propiedades, y en el contenido histórico de  los legados testamentarios y culturales. Justamente lo que se destaca es que.

todo legado sostiene una historia, implicita o explícita, que abordamos psicoanalíticamente.

Un método accesible para la investigación sobre el legado es el ADL, instrumento que estamos utilizando desde hace tiempo en un grupo coordinado por su autor, David Maldavsky, en trabajos aplicados a distintas zonas teóricas y empíricas del tema  lenguaje y  relato. La clasificación que ajusta el algoritmo parte del principio freudiano de la fijación a una  erogeneidad expresada como lenguaje, determinando estilos narrativos, modalidades retóricas, redes de palabras, frases y modalidades defensivas del procesamiento de la información. Las fijaciones prototipo son siete, las descriptas por Freud y Abraham, más una, la libido intrasomática, que fue deducida por el autor del ADL de acuerdo a la clínica y a distintos trabajos de Freud. En cuanto a la pulsión de reproducción de la especie que se expresa en el impulso a legar, no presenta una tipología particular porque utiliza los recursos psíquicos previos del anciano.

El núcleo temático de la narración en tanto vehículo de  transmisión del  legado es variable.Este puede consistir en una destreza comercial, por ejemplo, pero las asociaciones y palabras ligadas a su relato denuncian  el estilo narrativo.Si se trata de una fijación fálico genital tiende a organizar sus contenidos alrededor de  patrones estéticos.La narración y los objetos elegidos dan cuenta de una fiesta, de un encuentro, o de un acontecimiento en el que una figura se destaca en su capacidad de seducción.Contará entonces cómo conoció a alguien, que puede ser el fundador de su linaje.Estos temas, ya sea asociados o en primera línea, definirán el estilo. Además tenderá a la dramatización y  a utilizar adverbios terminados en "mente"- maravillosamente- por ejemplo, destinados al refuerzo de la imagen que se quiere transmitir.. Si el narrador presenta una caracteropatía estará identificado con un objeto decepcionante, y  transmitirá entonces una experiencia de desintegración de la belleza. 

El estilo fálico uretral en cambio será detectado a partir de su sobrevaloración de la seguridad. Sus narraciones podrán conducir a imágenes de una apacible rutina, a veces quebrada por la aparición de ambiciones que condujeron al protagonista a situaciones de riesgo. La capacidad de discernir los peligros de la vida será estimada como el  valor de importancia capital, ejemplarizado en abundancia con anécdotas y refranes populares de corte siempre pesimista. Lejos de la exagerada afirmación del estilo anterior tenderá al contrario a utilizar frases cortadas, diminutivos y atenuadores retóricos.

El caracter anal secundario se reconoce por el imperativo de resguardar las tradiciones

identificatorias del grupo al que pertenece. Senso estricto, desde esta modalidad  tiende a organizarse jerárquicamente toda la transmisión, lo que probablemente se denote en la estadística del programa lexicométrico. En lo particular el legado está obsesivamente vinculado a evitar las desviaciones de un camino de vida ritualizado, férreamente prescripto como virtuoso, y de cuya observancia depende la supervivencia identificatoria del grupo, acompañado de mandatos y condiciones ejecutorias.

En las modalidades narcisistas  la transmisión generacional pondrá en evidencia, de una u otra manera, la  pregnancia del yo de placer purificado, en el intento omnipotente de producir un doble y desmentir la muerte.La destreza política en el engaño y la utilización psicopática de las personas podrá ser un instrumento legítimo de continuidad, desde la fijación a una erogeneidad anal primaria que también determina frecuentemente ideales vindicatorios, con el relato de afrentas que aspiran a convertir al sucesor en un vengador futuro.

En cuanto a la fijación oral secundaria su estilo gira alrededor de la afectividad. El relato dará cuenta de una historia nostálgica, en un paraiso perdido por una culpa implacable. Procurará producir en el sucesor a aquel capaz de redimirlo con un acto sacrificial.

El estilo oral primario aspira a la sabiduría, y posiblemente referirá su participación como observador de la vida, de la que supone irse con sus interrogantes sin resolver. Su sucesor debrá hacerse cargo del misterio, iluminándose con el conocimiento en lugar suyo.

En cuanto al estilo de la fijación a la erogeneidad intrasomática,  el relato, buscando la ligadura de cantidades de libido mal cualificada, probablemente  busque en el sucesor un receptor para  la descarga catartica de su furia, atribuida a una vida de explotación. Estarán en primer plano las cantidades, representadas por dinero o por bienes. La historia en algún momento referirá la sustracción sufrida por la acción de un  especulador, un personaje no empático, convertido a lo largo del tiempo en extractor de ganancias a costa del esfuerzo del sujeto.

Conclusiones

En esta línea de investigación clínica la  propuesta es considerar en la vejez el impulso a  producir un sucesor a través de la narración, con la misión de preservar la cultura.La tendencia puede llegar a convertirse en un impulso reiterativo a legar y relatar, produciéndose una escisión entre la autoconservación y la supervivencia del grupo, que adquiere un plus de investidura. 

El abordaje del adulto mayor se facilita contando con una teoría de la transmisión cultural que de cuenta de su función de cronista y de su frustración, entendiendo que pide  garantías de ser reconocido como enunciante de fundamentos identificatorios, pero que el conjunto social actual le demuestra que no lo puede escuchar, activando la angustia de castración como sentimiento de intrascendencia y determinando estados espontáneos de desidentificación.(2).

La posibilidad de contar además con una referencia teórica acerca de los estilos de relato, permite un refinamiento de la escucha, y un uso más eficaz de la interpretación, construcciones y señalamientos, con el objetivo psicoterápico de lograr un reconocimiento del lugar que el anciano ocupa en la historia..

Bibliografía

1.        Aulagnier, Piera. “La violencia de la interpretación”.1975.Amorr. Bs. As.

2.        Baranger W.,Zak de Goldstein R. y Goldstein N.:  "Acerca de la desidentificación". Revista de psicoanalisis. APA.

3.        Bleger, José.  “Psicología de la conducta”.  1969.  C.E.A.L. Bs.As.

4.        Bodni,O.:"Psicopatología general". Ed. Psicoteca, Bs.As. 1998

5.        Bodni, O.  ”Vejez y Transmisión”. 1998 . R.Psicoanálisis. Bs.As.

6.        Freud, S.  O.Cptas. Amorrortu Ed. Bs.As.

7.        Kaës, René. “Transmisión de la vida psíquica entre generaciones”. 1996. Amorrortu 

8.        Maldavsky D., Bodni O. y otros “Investigaciones en procesos psicoanalíticos".Nueva Visión Bs.As.2001

9.        Weisman, August. “The germ-plasm, a theory of heredity”. 1893.  London.

* bodni@psicoanalisis.com.ar