Matrices cognitivas de la
erogeneidad intrasomática
“La muerte de un viajante”
A Alfonso De
Gracia, un gran actor.
Introducción
En esta presentación nos
anima el deseo de aportar el uso de instrumentos de diagnóstico, sobre todo
referidos a la pulsión y a patrones de procesamiento cognitivo correspondientes
a la erogeneidad, a una conocida obra
de teatro: “La muerte de un viajante”, de Arthur Miller. (16)
Esta aplicación es
continuación de una línea de trabajo que se desarrolló en presentaciones
realizadas en el marco del congreso de FEPAL, realizado en Gramados en
Septiembre del año 2000, sobre el tema de investigación en
psicoanálisis.(16,17,18) Entendiendo el psicoanálisis como la disciplina
fundamental de la subjetividad, es decir, como una ciencia de procesos mentales
internos, que se expresan simbólicamente, cuyo objeto debe definirse a partir
del conflicto universal entre demandas de las pulsiones, de la realidad y de los ideales, cualificadas en la
conciencia.y manifestadas como lenguaje,
y considerando que trabajar sobre una sesión de psicoanálisis no es suficiente
para denominar psicoanalítica a una investigación, y que en cambio el
psicoanálisis exige la preocupación por crear taxonomías propias, y métodos
adecuados a éstas, insistimos en el intento de probar métodos psicoanalíticos
con materiales diversos, como es el caso de esta obra teatral, considerada con
justa razón un modelo de teatro social.
En dicho congreso, que agrupaba investigaciones de origen
psicoanalítico junto a algunas de otras vertientes de pensamiento, se
presentaron varios trabajos de
investigación con métodos de origen cognitivista o caracterizados por
suscribir en su tarea los métodos de ciencias duras, esencialmente la
validación experimental. Los estudios del procesamiento de información con
metáforas computacionales o neurológicas soslayando el conflicto psíquico están
lejos del paradigma psicoanalítico. Aún aplicados a textos psicoanalíticos extraidos de la clínica, los métodos
originados en estas fuentes no dejan de ser importaciones, extrapolaciones de
otros campos. En este trabajo, tratamos de aproximarnos a un estudio
psicoanalítico, con la pretensión de validar categorías clasificatorias
propias, originadas en una teoría intrínseca al psicoanálisis, como lo es la de
las pulsiones y las fijaciones. El conjunto del funcionamiento psíquico está
enmarcado en la erogeneidad, como una matriz cognitiva que siempre produce sus
manifestaciones, expresadas como lo señala Freud en un lenguaje del erotismo.
En cuanto a la funcionalidad o no de estas expresiones será necesariamente
producto del interjuego con las defensas.
En la obra que nos ocupa
notamos el predominio de una fijación libidinal intrasomática, observación que hicimos hace algunos años a partir de una excelente puesta en
escena a la que estaban invitados nuestros alumnos. En los comentarios
posteriores surgió que muchos de ellos habían experimentado distintos síntomas
de tensión muscular, y algunos habían sentido cefalea. Recordamos entonces un
trabajo de David Maldavsky, en el que investigaba sobre trasgresiones
retóricas, y señalaba la necesidad de incluir un tipo especial que llamaba
trasgresión orgánica, caracterizado por la producción de efectos físicos en el
interlocutor. (13)
Utilizamos parámetros
diversos, de análisis del discurso y del relato, que forman parte del conjunto
de instrumentos que David Maldavsky denominó Algoritmo David Liberman.(14) Las
categorías clasificatorias corresponden a las zonas erógenas clásicas de Freud
Abraham, a las que se agrega un desarrollo sobre la libido intrasomática basado
en hipótesis frudianas. De este modo se presenta una taxonomía de siete erogeneidades, expresadas en lenguajes más o
menos prototípicos. A esta serie agregamos un desarrollo teórico del que somos
autores, sobre una erogeneidad adulta dirigida a la producción de un objeto
sucesor, con una pulsión dirigida a la transmisión, y una angustia de
intrascendencia, con un lenguaje y un relato del que también observamos
muestras en este trabajo. La confección de diccionarios alimentando un programa
lexicométrico es una de las metas de de
esta investigación.
Respecto de la narrativa se
han presentado distintas propuestas de análisis, por ejemplo se destacan las de
Luborsky y Crits-Christoph (1990)(12) y Dahlbender et al.(1991). El primer método es conocido como TCCR (Tema Central
de Conflicto Relacional) y el segundo como PCR (Patrones Centrales en la
Relación).En ambos se estudian las palabras utilizadas en el relato, procurando
detectar repeticiones que darían cuenta de propiedades estructurales
permanentes. Trabajan sobre la base de tres componentes, el deseo, la reacción
del objeto al deseo, y por fin la reacción del sujeto a la del objeto. Usan una
clasificación pragmática con combinaciones. En ambos métodos es dificil incluir
las defensas, y además no están
sustentados en en clsificaciones psicoanalíticas.
En el análisis de la
narrativa utilizado aquí se han utilizado desarrollos teóricos apuntalados en
la teoría freudiana de las fijaciones a una erogeneidad, de un modo similar al
descripto para la clasificación de discursos.
La aplicación de la teoría
freudiana a las narraciones permite distinguir en ellas un estado inicial, un
estado final, y una trama secuencial de transformaciones. Esta trama puede
analizarse en un nivel micro, clasificando las palabras que dan cuenta de una
fijación libidinal predominante, y luego en un nivel macro, apuntando a la
configuración de la propia estructura
narrativa. Así se pueden objetivar parámetros para una nosografía compuesta por
siete narraciones, originadas en la erogeneidad, con variaciones que responden
además al interjuego con defensas.
El relato refiere la
emergencia de un deseo que rompe un estado anterior de equilibrio. Este órden
es asimilable a la escena de seducción, con la posibilidad de que el narrador
obtenga o no una ganancia de placer. Aparecen actantes (9) , en el lugar de
modelo, sujeto, rivales, ayudantes, dobles y objetos de deseo.(2)
Como punto de partida, se
relata la movilización de lo que fuera un estado de equilibrio inicial, a
partir de la emergencia del deseo. El narrador cuenta sobre el conflicto con
rivales, o con su modelo por el que no es reconocido, o cómo ha sido despojado
de un bién por un especulador, predominando muchas veces la nostalgia por el
bienestar perdido. Se hace necesario tomar una decisión, ya sea para asumirse
como sujeto del deseo, u objeto pasivo del deseo del poderoso. En esta escena
pueden presentarse estallidos de furia, pánico y sentimientos de dolor y
tristeza, pero otras veces puede surgir un fantaseo omnipotente.
En el relato prototípico de
la erogeneidad intrasomática el estado inicial es un equilibrio de tensiones.
La primera escena de transformación se produce por el surgimiento de un deseo especulatorio,
habitualmente proyectado a otro que
obtiene un goce extrayendo su ganancia a costa del sujeto, y se continúa con
una astenia. Esta puede ser transitoria llegando al estado final, de equilibrio
sin pérdidas, o de tensión sostenida y enfermedad.
Matrices del erotismo intrasomático
En la teoría psicoanalítica
la circulación de información en el psiquismo está regulada por los impulsos
pulsionales eferentes que interaccionan con
estímulos aferentes, perceptuales, mediante un sistema defensivo.
Programado desde el principio de placer, este sistema debe responder además a
la exigencia de los ideales, para lograr una negociación suficientemente
armónica que ahorre sufrimiento al sujeto. La psicología social del
psicoanálisis no concibe entonces a la
realidad como productora simple de efectos psíquicos a partir de sus
improntas, siendo cada caso particular un producto de transacción entre la
circunstancia, la pulsión y la defensa.
Entre el universo
salvajemente competitivo que rodea al viajante y su condición de “ loser”
no existe entonces una
relación directa y simple de causa efecto, sino un sistema de mediaciones
complejas con su raiz en las condiciones de configuración de su erogeneidad
predominante.
La teoría psicoanalítica de
la evolución psicosexual, con puntos de fijación en las distintas etapas,
presupone en cada sujeto el armado de tendencias generales de patrones de
conducta, perspectivas de la realidad, objetos de amor, e impulsos,
ideales y defensas, manifiestos en una
trama de discursos y relatos con una aceptable especifidad. Desde esta teoría
la lectura analítica del material permite suponer la fijación predominante en
cada sujeto con una aproximación y predictibilidad confiables. En este caso
llamamos libido intrasomática a la correspondiente a un momento mítico en el
que los órganos corporales funcionan como reservorio natural de cantidades que
todavía no se han proyectado para la construcción de sus representaciones
mentales. Este estado es previo a la apertura de las zonas erógenas, Freud lo
describió como de alteración interna, y se caracteriza por la circulación de cantidades de libido no
precesable, todavía no cualificada. La regresión a este estadio de la evolución libidinal responde a las
leyes del proceso patológico: en primer lugar, el factor actual desencadenante,
y en segundo la regresión a un punto de fijación que en la psicopatología
freudiana constituye la predisposición. Dicha
alteración interna, esencialmente económica, puede producirse de distintas maneras, por el ingreso de
sustancias químicas al organismo, por la provocación de vértigo, por maniobras
médicas, por ritmos frenéticos de trabajo o de deporte, o por distintas
acciones de descarga motriz monótona.
El Proyecto de psicología de
1895, que es la base del modelo cognitivo freudiano, sustenta también las
premisas del que será el punto de vista económico de la teoría psicoanalítica.
Las cantidades de excitación nerviosa en circulación, Q, son el vehículo de la
información conducida, pero al mismo tiempo producen efectos por su magnitud
general, que conducen a la descarga o a una mayor carga de todo el sistema.
A Freud siempre le interesó el problema de las cantidades no
tramitadas, como un resto de las utilizadas en el proceso de conducción de
información. En su hipótesis, las cantidades transmiten su contenido por vía de variaciones de
ritmos, con un mecanismo en el que
también intervienen variaciones generales cuantitativas. Estas últimas
tendrían un menor valor funcional, pero
intervendrían en el reconocimiento del tono afectivo del sistema, por ejemplo,
de la imperiosidad de una descarga motriz. La primitiva teoría de las neurosis
actuales precisamente adjudicaba niveles tóxicos a esta acumulación de
excitación más allá de ciertos límites.
Freud considera que el
nacimiento provoca un estado original de alteración interna, que carga violenta
e intensamente al sistema. Este incremento de cantidad se plasma en la
conciencia inicial como su primer contenido, un afecto, y es conducido a una descarga motriz inespecífica y automática,
el llanto, que a través de la
intervención de la persona auxiliar se funcionaliza como llamado, es decir como
una descarga útil; la característica de
la acción específica es que es adecuada a un fin. En este caso, es capaz de
modificar la realidad al producir la experiencia de la aparición de un pecho
nutricio, y hacer cesar el afecto.
La intervención entonces
dota de sentido a la descarga automática, y convierte al llanto, de pura
cantidad de excitación, en una acción
deliberada destinada a promover un cambio ambiental específico. A su través se
espera lograr el cese de la displacentera tensión, registrada como la alteración
que promueve el impulso. Se instala el doble sentido que en adelante
será propio de los actos de lenguaje: como descarga pulsional y como
comunicación. Esta hipótesis sitúa en
la alteración somática la fuente de las cantidades de excitación nerviosa -Q- , y al mismo tiempo da cuenta de la
instalación de una primera “creencia”,
en este caso en el poder de la acción para la modificación de los estados de
displacer. El papel de las creencias en psicología ha sido estudiado en los
últimos años por A.Beck(1), quién les adjudicó un papel preponderante en la
organización particular de configuraciones de mundo. El problema de esta
concepción es que apunta a una corrección terapéutica de dichas creencias, sin
enlace con una teoría causal que de cuenta de su producción o de su función
psíquica, sea como expresión de una pulsión, de una defensa o de ambas.
La fundación de las zonas
erógenas es lógicamente posterior, secundaria a la puesta en marcha de un
programa interactivo de proyección y
localización libidinal en regiones corporales
específicas del bebé, sobre las que se producen sensaciones placenteras con los
cuidados, dando lugar a organizaciones psíquicas progresivamente más
relacionadas con el principio de placer-displacer que con las necesidades
vitales. Al mismo tiempo los estímulos mundanos se diferencian de los internos
por su propiedad de modificación mediante acciones de fuga, siendo en cambio
constantes estos últimos. Este mecanismo es el sustrato del yo de realidad
primitivo. En el personaje de Willy Loman la proyección al exterior de sus
excesos cuantitativos sirve al efecto de crear la ilusión de un cambio, de una
fuga posible de estos estímulos. La defensa apela a una creencia en el resultado de la acción, a través del enlace
con pulsiones sádico anales primarias: aparecen mentiras, vivezas, trasgresiones
de poca monta que también expresan su afán de venganza.
El modelo biológico de
Freud, válido para un organismo vivo elemental, se sustenta en la suposición de
un estado de reposo relativo del sistema, modificado por los estímulos
aferentes -Q- que producen su alteración protoplasmática. La teoría es la del
arco reflejo, para sostener la vida debe reducir su exceso de carga de
inmediato y retornar al equilibrio original, a menos que la cantidad pueda
entrar en una circulación que posibilite su tolerancia durante un tiempo más
prolongado. Esta posibilidad de circulación adviene con la complejidad
biológica y conlleva temporalidad, pues el sistema pluricelular puede esperar
entonces un momento más oportuno para la descarga útil.
La alteración biológica en
el sistema produce un doble resultado: un estímulo displacentero que exige
directamente su cese, y una información que expresa la necesidad imperiosa de
recuperación. La cualidad, como
información conciente advierte sobre el estado cuantitativo, poniendo en
marcha el programa general de descarga de cantidades. El registro del displacer
como afecto, impone para su modificación medidas inmediatas, desde descargas
del tipo autocalmante hasta acciones específicas de complejidad mayor.
Los aumentos de cantidad se
producen por dos mecanismos: por superación más o menos brusca de las barreras
antiestímulo, o por sumación. El primer caso es el del modelo traumático,
próximo a lo mecánico, pero el segundo se adecua más a los estados sociales que
generan estrés, cerca de un modelo químico como el de las neurosis actuales,
del que es ejemplo válido el protagonista de la obra que comentamos.
El dolor y la angustia no se
superponen, el primero expresa de modo directo una ruptura traumática de la
barrera defensiva por un estímulo hiperintenso, es decir, se trata de una
lesión que da lugar a una pérdida cuantitativa de libido al modo de una
hemorragia, y promueve comportamientos de reparación orgánica, por ejemplo el
reposo. La angustia en cambio expresa la presencia de peligro, promoviendo
acciones defensivas de distinto órden, ya sea que la amenaza se origine en el
inconciente o en la realidad exterior. En cuanto a la palabra ansiedad en
nuestro medio es utilizada en el sentido de un estado de inquietud que promueve
constantes descargas inespecíficas, dando cuenta del estado económico general
del aparato píquico.
La teoría pulsional presenta
respecto del proyecto de 1895 un punto de inflexión importante en cuanto
cualifica esa Q circulante en el sistema. El cuerpo biológico preexiste a la
apertura de las zonas erógenas, por lo que para constituir las fuentes
pulsionales debe darse un pasaje desde aquella libido orgánica, intrasomática,
hacia la constitución de la erogeneidad. A través del mecanismo que Freud llamó
proyección, el cuerpo y sus órganos adquieren un lugar en el concierto de
representaciones psíquicas. A este fin ya debe ser eficaz una memoria capaz de
almacenar los múltiples registros de señales corporales, originados en la
sensorialidad propioceptiva. El registro se produce por la apertura de “huellas”,
sendas de circulación facilitada de libido, cada vez más marcadas por la
repetición de experiencia. Aquí se trata de alteraciones protoplasmáticas
permanentes, sustrato de la memoria, pero destinadas en este caso a sostener el
diseño-huella de las representaciones de órgano. El registro
mnémico se produce como una huella, con un diseño de lenguaje binario
entre unidades que dejan pasar energía
o le bloquean el paso.
La teoría de las fijaciones
es una hipótesis que parte de un supuesto evolutivo, acerca de la paulatina
apertura de las zonas erógenas, como fuentes pulsionales a las que puede quedar
una adhesión. Las causas pueden encontrarse en distintos sucesos acecidos en el
curso de la evolución psicosexual, desde una frustración libidinal infantil,
una gratificación excesiva, o inclusive
un misterioso factor genético que Freud denominó viscosidad libidinal.
En el caso que nos ocupa las
fijaciones son a la libido intrasomática anterior a la apertura de las zonas
erógenas. En el modelo de Freud la libido solo puede estar en dos estados
posibles, en circulación o en descarga. El flujo es discontínuo, y en su ritmo
discreto vehiculiza la información que se procesa. En cuanto a las cantidades,
mientras el pensamiento se produce por la circulación de pequeñas cargas de
energía entre las representaciones, la acción requiere cantidades mayores, pero
en función de descarga, tanto motriz como verbal. Un caso intermedio sería el
del pensamiento afectivizado, de órden pasional, en el que la circulación de
energía se produce entre
representaciones, pero alcanzando un volumen cuantitativo mayor que carga de
tensión la musculatura. La descarga muscular adquiere una doble función, la
realización de acciones útiles, y la descarga pulsional. En los llamados
mecanismos autocalmantes la automatización de la descarga muscular permite
mantener el sistema en un aparente bajo nivel
cuantitativo, con poca alteración afectiva, facilitando el rechazo de
este último estado. La desestimación del afecto es un mecanismo de defensa por
el que la discriminación entre los distintos estados afectivos está
ausente, sintomatología que Sifneos
denominó “alexitimia”.
El exceso de actividad en
función de una descarga muscular con propensión a la enfermedad psicosomática,
pero útil y funcional, ha sido estudiado por Liberman.(11) La sobreadaptación
implica una defensa exitosa, un rasgo de conducta llamativo por su excesivo
sometimiento a las exigencias del medio. La necesidad de descarga pulsional
permanente produce un ritmo intenso de acción que puede ser fácilmente utilizado como actividad sublimatoria, las
más de las veces de buen rendimiento. Esta
defensa fracasa muchas veces en el tiempo libre, dando lugar a
claudicaciones comportamentales a veces llamativas, como la caricatura del “workoholik”,
la “adicción” al trabajo de los llamados también “normópatas”. En realidad la
más estrepitosa manifestación del naufragio defensivo se produce por el
posicionamiento del cuerpo como objeto de descarga, en la enfermedad orgánica.
En algunos casos parece
privilegiarse una desestimación del
cansancio, como el caso de un joven que durante su servicio militar dejó
prácticamente de dormir para proseguir sus estudios sin atrasarse. Consiguió
recibirse, pero simultáneamente se desató el primer brote de una enfermedad
autoinmunitaria. Su profesión estaba esencialmente relacionada con cálculos
financieros. La llamativa frase con que en una oportunidad describió su cuadro:
“mis intestinos se enloquecen”, pareció el registro de una psicosis de órgano,
un modo de retorno del afecto desestimado por la defensa. Una joven se acusaba
a sí misma de “vaga” por sentir cansancio y desgano para sus tareas habituales,
por fin un análisis reveló que presentaba una anemia severa a causa de
hipermenorreas.
En cuanto a las operaciones
cognitivas se presentan intactas, pero precisamente con una tal carencia de
manifestaciones de subjetividad que Marty(15) lo denominó “pensamiento
operatorio”. Un modo de ligar las cantidades pulsionales en juego puede
suponerse en ciertas variantes caracteriales, que presentan un discurso
cuantificador, un intento de procesar sus cantidades de excitación con
representaciones numéricas, con sobreabundancia de números y ritmos de
acción que señalan la presencia basal
de magnitudes pulsionales, aunque adquiriendo una importancia funcional
novedosa. El pensamiento les otorga una ligadura al servicio de la realización
de operaciones eficaces y de sumar rendimientos, presentando un “talento
especial” para los números. La predisposición da lugar muchas veces a trabajos
con finanzas, donde el cálculo de ganancias remite a cálculos de rendimiento
para otro que es posicionado como el especulador, un personaje que gana con el
sacrificio de la vida del protagonista.
En la obra de Arthur Miller, en
una especulación final, el personaje vale más con su muerte que con su vida.
La importancia de los
números en la configuración de los procesos mentales correpondientes a la
fijación a la libido intrasomática ha sido estudiada por Lacan y Tustin, y en la Argentina, por David
Maldavsky.(13) Los rendimientos
contribuyen sin duda a la caracterización de normalidad que la psicología folk
atribuye a la sobreadaptación.
El discurso remite a la
descripción de percepciones, a veces con una chatura desafectivizada, pero
otras veces con una peculiar afectividad nivelada, paranoide, utilizando el
relato como el vehículo para una descarga catártica de hostilidad desprovista
de matices.
En este último caso,
continúa con su presentación sobreadaptada, pero el sujeto de la pulsión es
proyectado, y la persona está sometida a la extracción de su esfuerzo por el
especulador. Las cargas pulsionales,
que se manifiestan como alteración anímica, se deben a la exigencia de los
otros siendo víctima de la especulación, por ejemplo de sus familiares que
hacen cálculos a su costa. Muchas veces hay alguno que podría enfermar o
enloquecer si no fuera por su esfuerzo, alguien para quien se debe ocultar una
noticia, especialmente una situación económica, porque "puede estallar".
El debe vivir sobreexigido para que otros no enloquezcan; aquí queremos
subrayar la aparición de una psicosis, pero
proyectada en otros que a su vez lo hacen objeto de desestimación. Los
discursos que se presentan corresponden en distintos momentos de la obra a esta caracteristica: numérico y
especulativo, inconsistente o insincero, y catártico, de descarga .
Su representación cuerpo se basa en los ritmos pulsionales. En vez
de una investidura del cuerpo sensual hay una fijación al cuerpo preerógeno,
anterior a la proyección de las periferias internas y de la constitución de las
zonas erógenas.Las adicciones precisamente expresan una regresión a la lógica
de la alteración interna como forma de procesar la pulsión, aboliendo los procesos subjetivos, y en este
punto son frecuentes los ataques a las
pulsiones de autoconservación. Probablemente la primera necesidad orgánica, la
respiración, se muestra comprometida en las referencias al “gas”, un
instrumento de suicidio sobre el que el autor permanentemente nos reclama una
atención especial, aunque al final elija la velocidad y el impacto. Por fin el
conocimiento del seguro de vida aclara el valor económico de la muerte por accidente, en comparación con el suicidio.
La apariencia neurótica del
personaje no puede ocultar el predominio de las defensas prerepresivas. Se
trata de mecanismos que permiten la descarga pulsional irrestricta pero
cambiando la posición del objeto, que coincide con el yo. Está acostumbrado con
sus ritmos a sostener una voluptuosidad orgánica, y los viajes son una
equivalencia del vértigo. Justamente Willy Loman claudica cuando su vértigo
empieza a ser sintomático, “sentido”. Hasta ese momento él funciona como un
doble de sí mismo, como otro caso que vale mencionar, de una mujer adicta a la
cirugía para quién su cuerpo funcionaba de esta manera: le pertenecía pero tal
como podría pertenecerle un maniquí con sus medidas, como un doble a quien se
le podían hacer las cosas que no se “haría a sí misma”.
Además con su muerte Loman
ofrenda su cuerpo como auxiliar de una identificación. Su cuerpo vale más
muerto, y su ser futuro en la memoria colectiva adquiere más sentido que en su
propio momento vital. Cree que va a ser “alguien” en su funeral, y subrayo esto
porque constituye la clase de creencia que en algunas teorías cognitivas sería
el eje matriz de la psicopatología del personaje: una idea “equivocada”.
El texto
La obra de Arthur Miller se
desarrolla en un momento de reencuentro familiar en casa del viajante, porque
han llegado sus dos hijos. Willy Loman está perturbado porque ha tenido
episodios lacunares en la carrtera, que casi le provocan accidentarse.
Convencido del éxito potencial de su hijo Biff, lo empuja a logros imposibles
para éste, que no se atreve a aclarar su realidad porque su hermano le inpone
engañar a su padre. Un raconto lleva la acción a escenas del pasado, cuando
Biff empezó a fracasar. El viajante se acerca al fin de su vida profesional,
pero en un mes habrá terminado con la deuda de su casa que pagó por años. Su
mujer descubre que tiene preparado un tubo de conexión para el gas, sospechando
planes suicidas, pero el viajante
finalmente muere en un accidente.
Los fetiches. La creencia como formación sustitutiva.
Biff,
con su sweter del colegio entra trayendo un maletín.
Willy(a
Ben).-Sin un centavo, tres grandes universidades se lo disputan . Y, de
aquí, el límite es el cielo, porque lo que importa no es lo que haces , sino a
quien conoces y la sonrisa de tu cara. ¡Son la relaciones,Ben , las relaciones!......lo
maravilloso de este pais es que un hombre puede terminar con millones aquí, sin
más ayuda que la de su simpatía.
En una relación de
determinismo empírico simple, podría ser válido adscribir la conducta de las
personas a una teoría propia y dominante acerca del mundo, que enmarca las
percepciones y dota de sentido intencional a la realidad. Jerry Fodor recoge
estas hipótesis, señala su origen en la
“folk psicology”, y se pregunta: ¿por qué la psicología popular tiene mayor
predictibilidad que la psicología científica?. Probablemente la eficacia
predictiva de la llamada también “grand mother psicology” se relaciona con que
nuestras abuelas apuntan a la intencionalidad y el conflicto, temas que en el
modelo computacional de la mente son eludidos.(6)
En la obra de Freud existe
una teoría fuerte acerca de la distorsión de la realidad, para él es producto de una defensa activa, que llamó
verleugnung, traducida como renegación por López Ballesteros y como
desmentida por Etcheverry, destinada
a sustituir informaciones displacenteras. Esta defensa implica como
precondición la escisión del Yo, dando lugar a la la existencia de dos corrientes psíquicas paralelas, una de las
cuales sostiene la realidad sensorial, mientras la otra se opone a la misma y
construye una sustitución aceptable. Para este fin se utiliza una
desinvestidura de la percepción insoportable y una sobreinvestidura, por
desplazamiento, de percepciones, objetos o creencias, constituyendo un objeto
auxiliar que adquiere valor de fetiche.
La producción de
conocimiento es para Freud inseparable de las vicisitudes pulsionales y
defensivas que lo enmarcan. Las malas noticias no se soportan pero tampoco se
pueden rechazar totalmente y la oposición a la realidad tiene el fin de evitar
percepciones dolorosas. Así la castración es una amenaza real sólo
cuando parece posible.
Sin el conocimiento acerca
de la diferencia sexual, la amenaza carece totalmente de eficacia. Sin el
peligro, el sujeto se sostiene en la identificación primaria con el Ideal, sin
límite para el despliegue del yo
omnipotente. No hay pérdida del Yo de Placer Purificado, que es lo mismo que
decir del Yo Ideal. El autoconcepto del
Yo de Placer Purificado es omnipotente y omnisciente, se sostiene identificado
con el modelo Ideal, no corre peligro y goza sus atributos. La pérdida de esta
identificación puede producirse por dos razones: la caída del modelo de la
posición Ideal, o la imposibilidad de sostener su identificación con éste. En realidad es el ideal, o quien lo encarne como construcción psíquica, quién con su amor certifica la
identificación del uno con el otro.
Freud articula dos
percepciones insoportables vinculadas a la caída de la identificación primaria,
la falta de falo en la mujer y la vulnerabilidad del padre. Son dos ejemplos de
la utilización de la desmentida para mantener un ideal, ya sea sobre la
madre fálica o el padre inmortal.
En el caso del viajante debe verse a sí mismo como modelo
identificatorio, la desmentida de la
castración es la de su fracaso, y se intenta sostener sobre el éxito de sus
hijos. Aquí Willy requiere el
auxilio del otro posicionado como objeto
sucesor. (3) Abandonar esta
posición narcisista produce un duelo especial, significa hacerle lugar a un
saber de si mismo decepcionante, doloroso e insoportable, que se traduce como pánico identificatorio, resultado de un registro de transitoriedad
e intrascendencia.
Freud comenzó su estudio de
la evolución psicosexual sin acceso al análisis de niños, debiendo entonces
aguzar su creatividad. Partió de una hipótesis original que consistió en
suponer que la perversión constiuía una
permanencia tardía de la sexualidad infantil.
Le bastaba entonces observar la sexualidad perversa y desde allí
reconstruir la evolución sexual del niño. Este método tiene sus raices en las
primeras deducciones freudianas, el síntoma histérico corresponde al pasado, y
es interpretado como una reminiscencia, deformada por la defensa. Aquí también
propone que el síntoma corresponde al pasado, pero sin la deformación
defensiva. Y justamente esta permanencia sin cambios le permite proponer la
reconstrucción del proceso evolutivo infantil, del que la perversión sería una
expresión intacta. Metodológicamente aplica una variante del método hipotético
deductivo, validando la observación de un conjunto de hechos, pero aplicada al
estudio de otro conjunto, enlazados ambos por una hipótesis que homologa sus
propiedades.
Así estudió pacientes
perversos cuya práctica consistía en sobrevaluar e idealizar un objeto
particular, que tenía la función de conferirle atractivo sexual a la mujer que
lo poseía. Estos pacientes podían tener relaciones con una mujer sólo con la
condición de que poseyera determinado calzado, luciera un tipo de cabellera,
usara ciertas prendas, etc. Algunos se caracterizaban por su masturbación
solitaria, pero con objetos que conseguían sustraer, como prendas íntimas.
Describió un paciente que se enamoraba de algunas mujeres que tenían un
"extraño brillo en la nariz”; y estudió también el "fetichismo del
pie", que caracterizó como lo
primero que el niño ve cuando realiza sus exploraciones sexuales.
Las prácticas perversas son restos de la sexualidad infantil que
sirven para mantener otros caracteres de la sexualidad temprana, como la
actividad masturbatoria, acompañada de ilusiones de omnipotencia narcisista, o
el borramiento de la diferencia sexual
anatómica. En este último caso se sostiene la “creencia” fetichizada en que la
mujer tiene pene, lo que permite afirmar que la castración no existe invalidando
las amenazas parentales. La palabra renegación
alude a una negación negada: la mujer no tiene pene, el perverso afirma
que no es cierto que no tiene. La palabra perversión alude
precisamente a otra versión acerca de una percepción. En este caso el yo no se
defiende de los impulsos pulsionales,
como sucede en las estructuras neuróticas, sino de la amenaza que va a limitar su
satisfacción pulsional.
No obstante la desmentida
puede ser también una defensa operativa y útil para la economía del aparato psíquico.
Freud utiliza el fetichismo como punto de partida, pero no es un modelo
privativo de las estructuras perversas. En un interesante trabajo sobre este
tema, Moses, psicoanalista israelí, estudió la eficacia funcional de la
desmentida en condiciones operativas. Por ejemplo, permite a los soldados
desmentir el peligro o los mandatos del Superyó para adaptarse a la situación
de combate, ya que de lo contrario no podrían combatir con eficacia. Una de las
primeras reacciones en un duelo normal suele ser "no puede ser !",
dando tiempo al aparato psíquico para aceptar la realidad con mejor
preparación.
En el diagnóstico
psicoanalítico lo manifiesto está constituido por una formación que se
caracteriza como sustitutiva: ¿qué
aparece en el lugar de aquello que se desmiente? En la perversión es manifiesto el fetiche, en una psicosis
puede ser una alucinación. En las caracteropatías como la del personaje de
Henry Miller, el lugar del fetiche lo
ocupa una creencia, que opera como matriz de su concepción de mundo.
Los especuladores.
(comienzo de la obra)
(...) Ante nosotros la casa del Viajante. Se
perciben, tras ella, formas altas y
angulares. Cuando se hace más luz vemos una maciza mole de casas de
departamentos alrededor de la casita de fragil aspecto.
(...)
Willy.- ¡Cómo nos han encerrado aquí!
Ladrillos y ventanas, ventanas y ladrillos...
(...)
Willy.- Debieron llevar a la carcel al
constructor por haber cortado esos árboles, han echado a perder todo el barrio.
La producción psíquica de un
especulador que obtiene beneficios a costa de su esfuerzo lleva al protagonista a manifestarse despojado; ha pasado su vida pagando su casa
que ahora está ahogada entre los departamentos construidos para el beneficio de
otros. El autor pone énfasis en comezar la obra con ese clima escenográfico.
El número
El
lenguaje numérico se manifiesta en párrafos de Biff.
Biff.-
Bien, cuando dejé la segunda enseñanza pasé seis o siete años buscándome.
Empleado
en una companía naviera, viajante, éste o aquel negocio.
(...)
Dedicar todo tu tiempo a ordenar artículos, a hablar por telefono, comprar o
vender...Sufrir durante cincuenta semanas del año para disfrutar de dos semanas
de vacaciones.
(...).........
Biff. (con agitación creciente)- Hap, he
tenido veinte o treinta colocaciones distintas desde que salí de casa antes de
la guerra, y siempre me ha pasado lo mismo. (...) ¿qué demonios estoy haciendo,
entreteniéndome con caballos, a veintiocho dólares semanales? Tengo treinta y
cuatro años y debería estar creándome un futuro.
La mentira.
En el caso de Biff, las
cantidades pulsionales que procesa fallidamente se deben en el texto a la
exigencia familiar, su padre podría enfermar o enloquecer si no fuera por su
mentira, debe sostenerlo mediante los ocultamientos.
El tiene que vivir sobreexigido para que otros no enloquezcan, es el auxiliar
del desmentir del otro que "puede estallar". La descarga cuantitativa
estalla en él, en sus robos, en sus ocultos estallidos
antisociales................
Happy.-Te viste con Oliver?
Biff (extrañamente
nervioso).- Acaba con eso, quieres? Quiero decirte una cosa.
(...)Tienes que ayudarme Hap.Tengo que
decírselo a nuestro padre.
Happy.- Estás loco? Para
qué?..................Tienes que decirle algo agradable.
Biff.- No puedo
Happy.- Dile que has convenido con Oliver
almorzar mañana juntos.
(...).-Sales de casa por la mañana, vuelves
por la noche y dices que Oliver está pensando el asunto. Piensa durante un par
de semanas, la cosa se va olvidando y así no hay daño para nadie.
Biff.- Pero no se puede seguir así
eternamente.
Happy.-Papá nunca es tan feliz como cuando
está a la espera de algo.
(...........)
Biff.-(....)Solo recuerdo que me vi de
pronto en su despacho, un despacho con paneles de madera, muy elegante. No
puedo explicarlo. Yo...Hap...me apoderé de su estilográfica.
(Pero Biff intenta contarselo a su padre,
quien lo interrumpe permanentemente)
Biff.- Por qué no me dejas acabar?
(acto seguido Willy trata de acallar a su
hijo con la amenaza del estallido)
Willy.- No me interesan las historias del
pasado, ni tonterías de ese estilo, porque la
casa se quema, muchachos, me comprendéis?. El incendio nos rodea por todos lados. Me han despedido.
(.............)
Biff.- papá, quieres dejarme un minuto para
que te explique?
(.............)
Biff.-.............Papa, no me dejas decirte
lo que quiero decirte.
(.............)
Biff.-.............Por favor, déjame hablar,
déjame hablar.
El ataque a la percepción y la desestimación del afecto
Biff sorprende a su padre en
Boston con su amante en la habitación de hotel.
Willy.-......Te presento a la Sta. Francis,
Biff, una cliente.Están pintando su habitación y le cedí el baño para que se
duchara................
(...)
Willy.-...............Que te pasa? (Biff inmovil, las lágrimas ruedan por sus
mejillas).Es una cliente......No te imagines........Deja de llorar y haz lo
que te digo. Te he dado una órden. Biff, te he dado una órden! Es así como
obedeces! Cómo te atreves a llorar!...............
(...)
Biff.- ¡Tú le has dado las medias de mamá!
(llorando)
Biff se refiere a que su
madre pasa horas reparando sus medias rotas: el mismo objeto, que embellece a
una mujer y da cuenta del deterioro de la otra, nos va aproximando al fetiche,
Biff debe aceptar la teoría pueril que le impone su padre para desmentir su
percepción y dejar de sentir. En la mente de Biff, la creencia ingenua que debe adoptar tiene una función similar a la de las medias, embellecer la
realidad, en este caso para desmentir la farsa de su padre.
Plasma germinativo e intrascendencia
La teoría de August Weisman
sobre el plasma germinativo le sirvió de base a Freud para suponer el impulso a
una trascendencia biológica y cultural del sujeto. En una hipótesis personal
hemos propuesto una metapsicología de la transmisión, considerándola un tipo de
pulsión de la vida adulta, con su fuente en el plasma germinativo, y
relacionada con una particular angustia de intrascendencia.. Los fracasos en la
producción del objeto sucesor crean las condiciones para la desidentificación
del rol de liderazgo generacional, con
manifestaciones depresivas frente a la imposibilidad de pasar legados
identificatorios. El relato parte de un estado inicial que en realidad es de
equilibrio identificatorio, a partir de
los legados recibidos. El surgimiento del deseo es la producción de un
objeto sucesor, que reacciona rechazando o aceptando el legado propuesto, y que
entonces produce ya sea la frustración o el reconocimiento de la continuidad
del linaje. El estado final se relaciona con la posibilidad equilibrada de futuración,
o por el contrario, con un sentimiento de intrascendendencia existencial.(3).
Willy.- Tome, tome...Aquí tiene más. Yo ya
no necesito dinero (después de una breve
pausa) Dígame,..hay un comercio de semillas por aquí cerca?
Stanley.- Semillas? De plantas?
Willy.- Si, Zanahorias, guisantes...
Stanley.- Bien, hay un comercio de esa clase
en la Sexta Av., pero tal vez sea demasiado tarde...
Willy.-(con
ansiedad) Oh, voy a darme prisa! Quiero comprar unas semillas .(inicia la marcha hacia la derecha) Tengo
que conseguir unas semillas sin pérdida de tiempo. No tengo nada plantado. No
tengo ni una sola cosa en la tierra.
(Willy se estrella con su
automovil, ese mes ha pagado la última cuota de su casa, y deja un seguro de
veinte mil dólares.Todos acuden a su funeral)
Conclusiones
El análisis de “La muerte de
un viajante”muestra un desarrollo narrativo correspondiente al lenguaje de la
erogeneidad intrasomática. Esta etapa
de fijación libidinal no solo está
justificada teóricamente sino que
además constituye una necesidad práctica en términos de las taxonomías útiles para un diagnóstico psicoanalítico,
lo que queda demostrado al aplicar al texto los análisis de redes de palabras y
de narrativa que integran el algoritmo David Liberman. Se concluye también en demostrar un aspecto
narrativo correspondiente a una erogeneidad genitogerminativa, que hemos
descripto en trabajos previos. Concluimos en que el estudio de narraciones es
util para el diagnóstico en psicoanálisis, pero requiere una taxonomía de base
teórica propia, como la de la fijación pulsional propuesta por David Maldavsky,
y una complementación con análisis del discurso, sin la cual su utilidad sería
relativa para estas investigaciones.
Bibliografía
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cognitiva, terapia conductual, psicoanálisis y farmacoterapia.
Conferencia en ocasión del premio Paul Hoch, Asociación Americana de Psicopatología,
3 de Marzo 1983
2)Bodni,O: Psicopatología General, Ed.Psicoteca, Buenos Aires, 1994
3)Bodni,O: Angustia de castración generacional y sentimiento de intrascendencia, Congreso internacional dela IPA, Santiago de Chile, 1999, Revista de Psicoanálisis, APA, Tomo LVI, N3, Julio-Septiembre 1999.
4)O. Bodni, C. R. Roitman, E. Tamburi y D. Maldavsky : Erogeneidad y defensas en una caracteropatía histérica Congreso de FEPAL, Gramados, 2000.
5)Brunner, J. (1990) Actos de Significado. Madrid, Ed. Alianza
6)Fodor, J.: Psychosemantics.
The Problem of Meaning in the Philosophy of Mind
Cambridge, MA, MIT press, 1987, Cap I
7)Freud, S.: O.Completas.
Amorrortu Ed. Buenos Aires.
8)Gardner, H.: (1988) La nueva ciencia de la mente, Buenos Aires, Paidos
9)Greimas, A. (1966) Semántica estructural, Madrid, Gredos, 1971.
10)Liberman, D (1970) Lingüística, interacción
comunicativa y proceso
psicoanalítico, Buenos Aires, Galerna-Nueva Visión, 1971-72.
11)Liberman,D: (1982) Del cuerpo al símbolo: sobreadaptación y enfermedad
psicosomática.Buenos Aires. Ed.Kargieman
12)Luborsky,L. & Crits-Christoph,P.(1990)Understanding transference,N.York, B.Books.
13)Maldavsky, D: (1999) Lenguaje, pulsiones, defensas, Buenos Aires, N.Visión, 2000.
14)D. Maldavsky, O. Bodni, I. Cusien, C. Roitman, E. Tamburi, E. Tarrab de Sucari, C. Tate de Stanley y M. Truscello de Manson: El Algoritmo David Liberman como método de estudio sistemático de la erogeneidad y la defensa. Congreso de FEPAL, Gramados, 2000.
19)Marty, P.:(1992) La
psicosomática del adulto. Buenos Aires. Amorrortu Ed.
20)Miller A.: La muerte de un viajante, Ed. Losada. Bs.As. 1991
Resumen
El presente trabajo continúa con una línea de investigación que fue presentada en el Congreso de Investigación de FEPAL, realizado en Gramado,Brasil, en Septiembre del 2000. En dicho evento alternaron ponencias de raiz psicoanalítica con otras de origen cognitivo para el análisis de narraciones, discursos y sesiones, pero nuestro grupo de investigación aportó varios trabajos utilizando el Algoritmo David Liberman. Este método, del que es autor David Maldavsky, utiliza una clasificación basada en los lenguajes del erotismo descriptos por Freud, agregando una etapa libidinal intrasomática que en este trabajo se justifica teóricamente y cuya presencia predominante se demuestra en una obra teatral. El análisis de las narraciones se realiza a partir de cinco escenas, dos estados y tres transformaciones, que son prototípicas para cada erogeneidad completando el trabajo de diagnóstico con el análisis lexicográfico ( redes de palabras). Por fin, a partir de desarrollos teóricos previos del autor de este trabajo, se propone la presencia del discurso correspondiente a una fase erógena adulta, genitogerminativa.