Matrices cognitivas de la erogeneidad intrasomática

      “La muerte de un viajante”

 

 

A Alfonso De Gracia, un gran actor.

 

 

Introducción

 

En esta presentación nos anima el deseo de aportar el uso de instrumentos de diagnóstico, sobre todo referidos a la pulsión y a patrones de procesamiento cognitivo correspondientes a la erogeneidad,  a una conocida obra de teatro: “La muerte de un viajante”, de Arthur Miller. (16)

 

Esta aplicación es continuación de una línea de trabajo que se desarrolló en presentaciones realizadas en el marco del congreso de FEPAL, realizado en Gramados en Septiembre del año 2000, sobre el tema de investigación en psicoanálisis.(16,17,18) Entendiendo el psicoanálisis como la disciplina fundamental de la subjetividad, es decir, como una ciencia de procesos mentales internos, que se expresan simbólicamente, cuyo objeto debe definirse a partir del conflicto universal entre demandas de las pulsiones, de la realidad y  de los ideales, cualificadas en la conciencia.y manifestadas  como lenguaje, y considerando que trabajar sobre una sesión de psicoanálisis no es suficiente para denominar psicoanalítica a una investigación, y que en cambio el psicoanálisis exige la preocupación por crear taxonomías propias, y métodos adecuados a éstas, insistimos en el intento de probar métodos psicoanalíticos con materiales diversos, como es el caso de esta obra teatral, considerada con justa razón un modelo de teatro social. 

 

En dicho congreso, que  agrupaba investigaciones de origen psicoanalítico junto a algunas de otras vertientes de pensamiento, se presentaron varios trabajos de  investigación con métodos de origen cognitivista o caracterizados por suscribir en su tarea los métodos de ciencias duras, esencialmente la validación experimental. Los estudios del procesamiento de información con metáforas computacionales o neurológicas soslayando el conflicto psíquico están lejos del paradigma psicoanalítico. Aún aplicados a  textos psicoanalíticos extraidos de la clínica, los métodos originados en estas fuentes no dejan de ser importaciones, extrapolaciones de otros campos. En este trabajo, tratamos de aproximarnos a un estudio psicoanalítico, con la pretensión de validar categorías clasificatorias propias, originadas en una teoría intrínseca al psicoanálisis, como lo es la de las pulsiones y las fijaciones. El conjunto del funcionamiento psíquico está enmarcado en la erogeneidad, como una matriz cognitiva que siempre produce sus manifestaciones, expresadas como lo señala Freud en un lenguaje del erotismo. En cuanto a la funcionalidad o no de estas expresiones será necesariamente producto del interjuego con las defensas.

  

En la obra que nos ocupa notamos el predominio de una fijación libidinal intrasomática,  observación que  hicimos hace algunos años a partir de una excelente puesta en escena a la que estaban invitados nuestros alumnos. En los comentarios posteriores surgió que muchos de ellos habían experimentado distintos síntomas de tensión muscular, y algunos habían sentido cefalea. Recordamos entonces un trabajo de David Maldavsky, en el que investigaba sobre trasgresiones retóricas, y señalaba la necesidad de incluir un tipo especial que llamaba trasgresión orgánica, caracterizado por la producción de efectos físicos en el interlocutor. (13)

 

Utilizamos parámetros diversos, de análisis del discurso y del relato, que forman parte del conjunto de instrumentos que David Maldavsky denominó Algoritmo David Liberman.(14) Las categorías clasificatorias corresponden a las zonas erógenas clásicas de Freud Abraham, a las que se agrega un desarrollo sobre la libido intrasomática basado en hipótesis frudianas. De este modo se presenta una  taxonomía de siete erogeneidades, expresadas en lenguajes más o menos prototípicos. A esta serie agregamos un desarrollo teórico del que somos autores, sobre una erogeneidad adulta dirigida a la producción de un objeto sucesor, con una pulsión dirigida a la transmisión, y una angustia de intrascendencia, con un lenguaje y un relato del que también observamos muestras en este trabajo. La confección de diccionarios alimentando un programa lexicométrico es una de las metas de de  esta investigación.

 

Respecto de la narrativa se han presentado distintas propuestas de análisis, por ejemplo se destacan las de Luborsky y Crits-Christoph (1990)(12) y Dahlbender et al.(1991). El primer método es conocido como TCCR (Tema Central de Conflicto Relacional) y el segundo como PCR (Patrones Centrales en la Relación).En ambos se estudian las palabras utilizadas en el relato, procurando detectar repeticiones que darían cuenta de propiedades estructurales permanentes. Trabajan sobre la base de tres componentes, el deseo, la reacción del objeto al deseo, y por fin la reacción del sujeto a la del objeto. Usan una clasificación pragmática con combinaciones. En ambos métodos es dificil incluir las defensas, y además no están  sustentados en en clsificaciones psicoanalíticas.

 

En el análisis de la narrativa utilizado aquí se han utilizado desarrollos teóricos apuntalados en la teoría freudiana de las fijaciones a una erogeneidad, de un modo similar al descripto para la clasificación de discursos.

 

La aplicación de la teoría freudiana a las narraciones permite distinguir en ellas un estado inicial, un estado final, y una trama secuencial de transformaciones. Esta trama puede analizarse en un nivel micro, clasificando las palabras que dan cuenta de una fijación libidinal predominante, y luego en un nivel macro, apuntando a la configuración de  la propia estructura narrativa. Así se pueden objetivar parámetros para una nosografía compuesta por siete narraciones, originadas en la erogeneidad, con variaciones que responden además al interjuego con defensas.

 

El relato refiere la emergencia de un deseo que rompe un estado anterior de equilibrio. Este órden es asimilable a la escena de seducción, con la posibilidad de que el narrador obtenga o no una ganancia de placer. Aparecen actantes (9) , en el lugar de modelo, sujeto, rivales, ayudantes, dobles y objetos de deseo.(2)

 

Como punto de partida, se relata la movilización de lo que fuera un estado de equilibrio inicial, a partir de la emergencia del deseo. El narrador cuenta sobre el conflicto con rivales, o con su modelo por el que no es reconocido, o cómo ha sido despojado de un bién por un especulador, predominando muchas veces la nostalgia por el bienestar perdido. Se hace necesario tomar una decisión, ya sea para asumirse como sujeto del deseo, u objeto pasivo del deseo del poderoso. En esta escena pueden presentarse estallidos de furia, pánico y sentimientos de dolor y tristeza, pero otras veces puede surgir un fantaseo omnipotente.

 

En el relato prototípico de la erogeneidad intrasomática el estado inicial es un equilibrio de tensiones. La primera escena de transformación se produce por el surgimiento de un deseo especulatorio, habitualmente  proyectado a otro que obtiene un goce extrayendo su ganancia a costa del sujeto, y se continúa con una astenia. Esta puede ser transitoria llegando al estado final, de equilibrio sin pérdidas, o de tensión sostenida y enfermedad.

 

Matrices del erotismo intrasomático

 

En la teoría psicoanalítica la circulación de información en el psiquismo está regulada por los impulsos pulsionales eferentes que interaccionan con  estímulos aferentes, perceptuales, mediante un sistema defensivo. Programado desde el principio de placer, este sistema debe responder además a la exigencia de los ideales, para lograr una negociación suficientemente armónica que ahorre sufrimiento al sujeto. La psicología social del psicoanálisis no concibe entonces a la  realidad como productora simple de efectos psíquicos a partir de sus improntas, siendo cada caso particular un producto de transacción entre la circunstancia, la pulsión y la defensa.

 

Entre el universo salvajemente competitivo que rodea al viajante y su condición de “ loser”

no existe entonces una relación directa y simple de causa efecto, sino un sistema de mediaciones complejas con su raiz en las condiciones de configuración de su erogeneidad predominante.

 

La teoría psicoanalítica de la evolución psicosexual, con puntos de fijación en las distintas etapas, presupone en cada sujeto el armado de tendencias generales de patrones de conducta, perspectivas de la realidad, objetos de amor, e impulsos, ideales  y defensas, manifiestos en una trama de discursos y relatos con una aceptable especifidad. Desde esta teoría la lectura analítica del material permite suponer la fijación predominante en cada sujeto con una aproximación y predictibilidad confiables. En este caso llamamos libido intrasomática a la correspondiente a un momento mítico en el que los órganos corporales funcionan como reservorio natural de cantidades que todavía no se han proyectado para la construcción de sus representaciones mentales. Este estado es previo a la apertura de las zonas erógenas, Freud lo describió como de alteración interna, y se caracteriza por la  circulación de cantidades de libido no precesable, todavía no cualificada. La regresión a este estadio  de la evolución libidinal responde a las leyes del proceso patológico: en primer lugar, el factor actual desencadenante, y en segundo la regresión a un punto de fijación que en la psicopatología freudiana constituye la predisposición. Dicha  alteración interna, esencialmente económica,  puede producirse de distintas maneras, por el ingreso de sustancias químicas al organismo, por la provocación de vértigo, por maniobras médicas, por ritmos frenéticos de trabajo o de deporte, o por distintas acciones  de descarga motriz monótona.

 

El Proyecto de psicología de 1895, que es la base del modelo cognitivo freudiano, sustenta también las premisas del que será el punto de vista económico de la teoría psicoanalítica. Las cantidades de excitación nerviosa en circulación, Q, son el vehículo de la información conducida, pero al mismo tiempo producen efectos por su magnitud general, que conducen a la descarga o a una mayor carga de todo el sistema.

 

A Freud siempre  le interesó el problema de las cantidades no tramitadas, como un resto de las utilizadas en el proceso de conducción de información. En su hipótesis, las cantidades transmiten  su contenido por vía de variaciones de ritmos, con un mecanismo  en el que también intervienen variaciones generales cuantitativas. Estas últimas tendrían  un menor valor funcional, pero intervendrían en el reconocimiento del tono afectivo del sistema, por ejemplo, de la imperiosidad de una descarga motriz. La primitiva teoría de las neurosis actuales precisamente adjudicaba niveles tóxicos a esta acumulación de excitación más allá de ciertos límites.

 

Freud considera que el nacimiento provoca un estado original de alteración interna, que carga violenta e intensamente al sistema. Este incremento de cantidad se plasma en la conciencia inicial como su primer contenido, un afecto, y es conducido a una  descarga motriz inespecífica y automática, el  llanto, que a través de la intervención de la persona auxiliar se funcionaliza como llamado, es decir como una  descarga útil; la característica de la acción específica es que es adecuada a un fin. En este caso, es capaz de modificar la realidad al producir la experiencia de la aparición de un pecho nutricio, y hacer cesar el afecto.

 

La intervención entonces dota de sentido a la descarga automática, y convierte al llanto, de pura cantidad de excitación,  en una acción deliberada destinada a promover un cambio ambiental específico. A su través se espera lograr el cese de la displacentera tensión,  registrada como la alteración  que promueve el impulso. Se instala el doble sentido que en adelante será propio de los actos de lenguaje: como descarga pulsional y como comunicación. Esta hipótesis sitúa  en la alteración somática la fuente de las cantidades de excitación nerviosa  -Q- , y al mismo tiempo da cuenta de la instalación de una primera “creencia”, en este caso en el poder de la acción para la modificación de los estados de displacer. El papel de las creencias en psicología ha sido estudiado en los últimos años por A.Beck(1), quién les adjudicó un papel preponderante en la organización particular de configuraciones de mundo. El problema de esta concepción es que apunta a una corrección terapéutica de dichas creencias, sin enlace con una teoría causal que de cuenta de su producción o de su función psíquica, sea como expresión de una pulsión, de una defensa o de ambas.

 

La fundación de las zonas erógenas es lógicamente posterior, secundaria a la puesta en marcha de un programa interactivo de proyección  y localización  libidinal en regiones corporales específicas del bebé, sobre las que se producen sensaciones placenteras con los cuidados, dando lugar a organizaciones psíquicas progresivamente más relacionadas con el principio de placer-displacer que con las necesidades vitales. Al mismo tiempo los estímulos mundanos se diferencian de los internos por su propiedad de modificación mediante acciones de fuga, siendo en cambio constantes estos últimos. Este mecanismo es el sustrato del yo de realidad primitivo. En el personaje de Willy Loman la proyección al exterior de sus excesos cuantitativos sirve al efecto de crear la ilusión de un cambio, de una fuga posible de estos estímulos. La defensa apela a una creencia en el  resultado de la acción, a través del enlace con pulsiones sádico anales primarias: aparecen mentiras, vivezas, trasgresiones de poca monta que también expresan su afán de venganza.

 

El modelo biológico de Freud, válido para un organismo vivo elemental, se sustenta en la suposición de un estado de reposo relativo del sistema, modificado por los estímulos aferentes -Q- que producen su alteración protoplasmática. La teoría es la del arco reflejo, para sostener la vida debe reducir su exceso de carga de inmediato y retornar al equilibrio original, a menos que la cantidad pueda entrar en una circulación que posibilite su tolerancia durante un tiempo más prolongado. Esta posibilidad de circulación adviene con la complejidad biológica y conlleva temporalidad, pues el sistema pluricelular puede esperar entonces un momento más oportuno para la descarga útil.

 

La alteración biológica en el sistema produce un doble resultado: un estímulo displacentero que exige directamente su cese, y una información que expresa la necesidad imperiosa de recuperación. La cualidad, como información  conciente advierte sobre el estado cuantitativo, poniendo  en marcha el programa general de descarga de cantidades. El registro del displacer como afecto, impone para su modificación medidas inmediatas, desde descargas del tipo autocalmante hasta acciones específicas de complejidad mayor.

 

Los aumentos de cantidad se producen por dos mecanismos: por superación más o menos brusca de las barreras antiestímulo, o por sumación. El primer caso es el del modelo traumático, próximo a lo mecánico, pero el segundo se adecua más a los estados sociales que generan estrés, cerca de un modelo químico como el de las neurosis actuales, del que es ejemplo válido el protagonista de la obra que comentamos.

 

El dolor y la angustia no se superponen, el primero expresa de modo directo una ruptura traumática de la barrera defensiva por un estímulo hiperintenso, es decir, se trata de una lesión que da lugar a una pérdida cuantitativa de libido al modo de una hemorragia, y promueve comportamientos de reparación orgánica, por ejemplo el reposo. La angustia en cambio expresa la presencia de peligro, promoviendo acciones defensivas de distinto órden, ya sea que la amenaza se origine en el inconciente o en la realidad exterior. En cuanto a la palabra ansiedad en nuestro medio es utilizada en el sentido de un estado de inquietud que promueve constantes descargas inespecíficas, dando cuenta del estado económico general del aparato píquico.

 

La teoría pulsional presenta respecto del proyecto de 1895 un punto de inflexión importante en cuanto cualifica esa Q circulante en el sistema. El cuerpo biológico preexiste a la apertura de las zonas erógenas, por lo que para constituir las fuentes pulsionales debe darse un pasaje desde aquella libido orgánica, intrasomática, hacia la constitución de la erogeneidad. A través del mecanismo que Freud llamó proyección, el cuerpo y sus órganos adquieren un lugar en el concierto de representaciones psíquicas. A este fin ya debe ser eficaz una memoria capaz de almacenar los múltiples registros de señales corporales, originados en la sensorialidad propioceptiva. El registro se produce por la apertura de “huellas”, sendas de circulación facilitada de libido, cada vez más marcadas por la repetición de experiencia. Aquí se trata de alteraciones protoplasmáticas permanentes, sustrato de la memoria, pero destinadas en este caso a sostener el diseño-huella  de las  representaciones de órgano. El registro mnémico se produce como una huella, con un diseño de lenguaje binario entre  unidades que dejan pasar energía o le bloquean el paso.

 

La teoría de las fijaciones es una hipótesis que parte de un supuesto evolutivo, acerca de la paulatina apertura de las zonas erógenas, como fuentes pulsionales a las que puede quedar una adhesión. Las causas pueden encontrarse en distintos sucesos acecidos en el curso de la evolución psicosexual, desde una frustración libidinal infantil, una gratificación excesiva,  o inclusive un misterioso factor genético que Freud denominó viscosidad libidinal.

 

En el caso que nos ocupa las fijaciones son a la libido intrasomática anterior a la apertura de las zonas erógenas. En el modelo de Freud la libido solo puede estar en dos estados posibles, en circulación o en descarga. El flujo es discontínuo, y en su ritmo discreto vehiculiza la información que se procesa. En cuanto a las cantidades, mientras el pensamiento se produce por la circulación de pequeñas cargas de energía entre las representaciones, la acción requiere cantidades mayores, pero en función de descarga, tanto motriz como verbal. Un caso intermedio sería el del pensamiento afectivizado, de órden pasional, en el que la circulación de energía se produce  entre representaciones, pero alcanzando un volumen cuantitativo mayor que carga de tensión la musculatura. La descarga muscular adquiere una doble función, la realización de acciones útiles, y la descarga pulsional. En los llamados mecanismos autocalmantes la automatización de la descarga muscular permite mantener el sistema en un aparente bajo nivel  cuantitativo, con poca alteración afectiva, facilitando el rechazo de este último estado. La desestimación del afecto es un mecanismo de defensa por el que la discriminación entre los distintos estados afectivos está ausente,  sintomatología que Sifneos denominó  “alexitimia”.

 

El exceso de actividad en función de una descarga muscular con propensión a la enfermedad psicosomática, pero útil y funcional, ha sido estudiado por Liberman.(11) La sobreadaptación implica una defensa exitosa, un rasgo de conducta llamativo por su excesivo sometimiento a las exigencias del medio. La necesidad de descarga pulsional permanente produce un ritmo intenso de acción que  puede ser fácilmente utilizado como actividad sublimatoria, las más de las veces de buen rendimiento. Esta  defensa fracasa muchas veces en el tiempo libre, dando lugar a claudicaciones comportamentales a veces llamativas, como la caricatura del “workoholik”, la “adicción” al trabajo de los llamados también “normópatas”. En realidad la más estrepitosa manifestación del naufragio defensivo se produce por el posicionamiento del cuerpo como objeto de descarga, en la enfermedad orgánica.

 

En algunos casos parece privilegiarse una desestimación del cansancio, como el caso de un joven que durante su servicio militar dejó prácticamente de dormir para proseguir sus estudios sin atrasarse. Consiguió recibirse, pero simultáneamente se desató el primer brote de una enfermedad autoinmunitaria. Su profesión estaba esencialmente relacionada con cálculos financieros. La llamativa frase con que en una oportunidad describió su cuadro: “mis intestinos se enloquecen”, pareció el registro de una psicosis de órgano, un modo de retorno del afecto desestimado por la defensa. Una joven se acusaba a sí misma de “vaga” por sentir cansancio y desgano para sus tareas habituales, por fin un análisis reveló que presentaba una anemia severa a causa de hipermenorreas.

 

En cuanto a las operaciones cognitivas se presentan intactas, pero precisamente con una tal carencia de manifestaciones de subjetividad que Marty(15) lo denominó “pensamiento operatorio”. Un modo de ligar las cantidades pulsionales en juego puede suponerse en ciertas variantes caracteriales, que presentan un discurso cuantificador, un intento de procesar sus cantidades de excitación con representaciones numéricas, con sobreabundancia de números y ritmos de acción  que señalan la presencia basal de magnitudes pulsionales, aunque adquiriendo una importancia funcional novedosa. El pensamiento les otorga una ligadura al servicio de la realización de operaciones eficaces y de sumar rendimientos, presentando un “talento especial” para los números. La predisposición da lugar muchas veces a trabajos con finanzas, donde el cálculo de ganancias remite a cálculos de rendimiento para otro que es posicionado como el especulador, un personaje que gana con el sacrificio de la vida del protagonista.  En la obra de Arthur Miller,  en una especulación final, el personaje vale más con su muerte que con su vida.

 

La importancia de los números en la configuración de los procesos mentales correpondientes a la fijación a la libido intrasomática ha sido estudiada por Lacan y Tustin, y  en la Argentina, por David Maldavsky.(13)  Los rendimientos contribuyen sin duda a la caracterización de normalidad que la psicología folk atribuye a la sobreadaptación.

 

El discurso remite a la descripción de percepciones, a veces con una chatura desafectivizada, pero otras veces con una peculiar afectividad nivelada, paranoide, utilizando el relato como el vehículo para una descarga catártica de hostilidad desprovista de matices.

 

En este último caso, continúa con su presentación sobreadaptada, pero el sujeto de la pulsión es proyectado, y la persona está sometida a la extracción de su esfuerzo por el especulador.  Las cargas pulsionales, que se manifiestan como alteración anímica, se deben a la exigencia de los otros siendo víctima de la especulación, por ejemplo de sus familiares que hacen cálculos a su costa. Muchas veces hay alguno que podría enfermar o enloquecer si no fuera por su esfuerzo, alguien para quien se debe ocultar una noticia, especialmente una situación económica, porque "puede estallar". El debe vivir sobreexigido para que otros no enloquezcan; aquí queremos subrayar la aparición de una psicosis, pero  proyectada en otros que a su vez lo hacen objeto de desestimación. Los discursos que se presentan corresponden en distintos momentos de la obra  a esta caracteristica: numérico y especulativo, inconsistente o insincero, y catártico, de descarga .

 

 Su representación cuerpo se basa en los ritmos pulsionales. En vez de una investidura del cuerpo sensual hay una fijación al cuerpo preerógeno, anterior a la proyección de las periferias internas y de la constitución de las zonas erógenas.Las adicciones precisamente expresan una regresión a la lógica de la alteración interna como forma de procesar la pulsión,  aboliendo los procesos subjetivos, y en este punto son frecuentes los  ataques a las pulsiones de autoconservación. Probablemente la primera necesidad orgánica, la respiración, se muestra comprometida en las referencias al “gas”, un instrumento de suicidio sobre el que el autor permanentemente nos reclama una atención especial, aunque al final elija la velocidad y el impacto. Por fin el conocimiento del seguro de vida aclara el valor económico de la muerte por  accidente, en comparación con el suicidio.

 

La apariencia neurótica del personaje no puede ocultar el predominio de las defensas prerepresivas. Se trata de mecanismos que permiten la descarga pulsional irrestricta pero cambiando la posición del objeto, que coincide con el yo. Está acostumbrado con sus ritmos a sostener una voluptuosidad orgánica, y los viajes son una equivalencia del vértigo. Justamente Willy Loman claudica cuando su vértigo empieza a ser sintomático, “sentido”. Hasta ese momento él funciona como un doble de sí mismo, como otro caso que vale mencionar, de una mujer adicta a la cirugía para quién su cuerpo funcionaba de esta manera: le pertenecía pero tal como podría pertenecerle un maniquí con sus medidas, como un doble a quien se le podían hacer las cosas que no se “haría a sí misma”.

 

Además con su muerte Loman ofrenda su cuerpo como auxiliar de una identificación. Su cuerpo vale más muerto, y su ser futuro en la memoria colectiva adquiere más sentido que en su propio momento vital. Cree que va a ser “alguien” en su funeral, y subrayo esto porque constituye la clase de creencia que en algunas teorías cognitivas sería el eje matriz de la psicopatología del personaje: una idea “equivocada”.

 

El texto

 

La obra de Arthur Miller se desarrolla en un momento de reencuentro familiar en casa del viajante, porque han llegado sus dos hijos. Willy Loman está perturbado porque ha tenido episodios lacunares en la carrtera, que casi le provocan accidentarse. Convencido del éxito potencial de su hijo Biff, lo empuja a logros imposibles para éste, que no se atreve a aclarar su realidad porque su hermano le inpone engañar a su padre. Un raconto lleva la acción a escenas del pasado, cuando Biff empezó a fracasar. El viajante se acerca al fin de su vida profesional, pero en un mes habrá terminado con la deuda de su casa que pagó por años. Su mujer descubre que tiene preparado un tubo de conexión para el gas, sospechando planes  suicidas, pero el viajante finalmente muere en un accidente.

 

Los fetiches. La creencia como formación sustitutiva. 

 

Biff, con su sweter del colegio entra trayendo un maletín.

Willy(a Ben).-Sin un centavo, tres grandes universidades se lo disputan . Y, de aquí, el límite es el cielo, porque lo que importa no es lo que haces , sino a quien conoces y  la sonrisa de tu cara. ¡Son la relaciones,Ben , las relaciones!......lo maravilloso de este pais es que un hombre puede terminar con millones aquí, sin más ayuda que la de su simpatía.

 

En una relación de determinismo empírico simple, podría ser válido adscribir la conducta de las personas a una teoría propia y dominante acerca del mundo, que enmarca las percepciones y dota de sentido intencional a la realidad. Jerry Fodor recoge estas hipótesis,  señala su origen en la “folk psicology”, y se pregunta: ¿por qué la psicología popular tiene mayor predictibilidad que la psicología científica?. Probablemente la eficacia predictiva de la  llamada también “grand  mother psicology” se relaciona con que nuestras abuelas apuntan a la intencionalidad y el conflicto, temas que en el modelo computacional de la mente son eludidos.(6)

 

En la obra de Freud existe una teoría fuerte acerca de la distorsión de la realidad, para él  es producto de una defensa activa, que llamó verleugnung,  traducida como renegación por López Ballesteros y como desmentida por Etcheverry, destinada a sustituir informaciones displacenteras. Esta defensa implica como precondición la escisión del Yo, dando lugar a la  la existencia de dos corrientes psíquicas paralelas, una de las cuales sostiene la realidad sensorial, mientras la otra se opone a la misma y construye una sustitución aceptable. Para este fin se utiliza una desinvestidura de la percepción insoportable y una sobreinvestidura, por desplazamiento, de percepciones, objetos o creencias, constituyendo un objeto auxiliar que adquiere valor de fetiche.

 

La producción de conocimiento es para Freud inseparable de las vicisitudes pulsionales y defensivas que lo enmarcan. Las malas noticias no se soportan pero tampoco se pueden rechazar totalmente y la oposición a la realidad tiene el fin de evitar percepciones dolorosas.  Así la castración es una amenaza real sólo cuando parece posible.

 

Sin el conocimiento acerca de la diferencia sexual, la amenaza carece totalmente de eficacia. Sin el peligro, el sujeto se sostiene en la identificación primaria con el Ideal, sin límite para el despliegue  del yo omnipotente. No hay pérdida del Yo de Placer Purificado, que es lo mismo que decir del Yo Ideal.  El autoconcepto del Yo de Placer Purificado es omnipotente y omnisciente, se sostiene identificado con el modelo Ideal, no corre peligro y goza sus atributos. La pérdida de esta identificación puede producirse por dos razones: la caída del modelo de la posición Ideal, o la imposibilidad de sostener su identificación con éste. En realidad es el ideal,  o quien lo encarne  como construcción psíquica, quién con su amor certifica la identificación  del uno con el otro.

           

Freud articula dos percepciones insoportables vinculadas a la caída de la identificación primaria, la falta de falo en la mujer y la vulnerabilidad del padre. Son dos ejemplos de la utilización de la desmentida para mantener un ideal, ya sea sobre  la  madre fálica o el padre inmortal.

 

En el caso del viajante debe verse a sí mismo como modelo identificatorio,  la desmentida de la castración es la de su fracaso, y se intenta sostener sobre el éxito de sus hijos. Aquí Willy requiere el auxilio del otro posicionado como objeto sucesor. (3) Abandonar esta posición narcisista produce un duelo especial, significa hacerle lugar a un saber de si mismo decepcionante, doloroso e insoportable,  que se traduce como pánico identificatorio, resultado de un registro de transitoriedad e intrascendencia.

 

Freud comenzó su estudio de la evolución psicosexual sin acceso al análisis de niños, debiendo entonces aguzar su creatividad. Partió de una hipótesis original que consistió en suponer que la perversión constiuía  una permanencia tardía de la sexualidad infantil.  Le bastaba entonces observar la sexualidad perversa y desde allí reconstruir la evolución sexual del niño. Este método tiene sus raices en las primeras deducciones freudianas, el síntoma histérico corresponde al pasado, y es interpretado como una reminiscencia, deformada por la defensa. Aquí también propone que el síntoma corresponde al pasado, pero sin la deformación defensiva. Y justamente esta permanencia sin cambios le permite proponer la reconstrucción del proceso evolutivo infantil, del que la perversión sería una expresión intacta. Metodológicamente aplica una variante del método hipotético deductivo, validando la observación de un conjunto de hechos, pero aplicada al estudio de otro conjunto, enlazados ambos por una hipótesis que homologa sus propiedades.

 

Así estudió pacientes perversos cuya práctica consistía en sobrevaluar e idealizar un objeto particular, que tenía la función de conferirle atractivo sexual a la mujer que lo poseía. Estos pacientes podían tener relaciones con una mujer sólo con la condición de que poseyera determinado calzado, luciera un tipo de cabellera, usara ciertas prendas, etc. Algunos se caracterizaban por su masturbación solitaria, pero con objetos que conseguían sustraer, como prendas íntimas. Describió un paciente que se enamoraba de algunas mujeres que tenían un "extraño brillo en la nariz”; y estudió también el "fetichismo del pie", que caracterizó como  lo primero que el niño ve cuando realiza sus exploraciones sexuales.

 

 Las prácticas perversas son restos de la sexualidad infantil que sirven para mantener otros caracteres de la sexualidad temprana, como la actividad masturbatoria, acompañada de ilusiones de omnipotencia narcisista, o el borramiento de  la diferencia sexual anatómica. En este último caso se sostiene la “creencia” fetichizada en que la mujer tiene pene, lo que permite afirmar que la castración no existe invalidando las amenazas parentales. La palabra renegación  alude a una negación negada: la mujer no tiene pene, el perverso afirma que no es cierto que no tiene. La palabra perversión alude precisamente a otra versión acerca de una percepción. En este caso el yo no se defiende de los impulsos  pulsionales, como sucede en las estructuras neuróticas, sino de la  amenaza que va a limitar su  satisfacción pulsional.

 

No obstante la desmentida puede ser también una defensa operativa y útil para la economía del aparato psíquico. Freud utiliza el fetichismo como punto de partida, pero no es un modelo privativo de las estructuras perversas. En un interesante trabajo sobre este tema, Moses, psicoanalista israelí, estudió la eficacia funcional de la desmentida en condiciones operativas. Por ejemplo, permite a los soldados desmentir el peligro o los mandatos del Superyó para adaptarse a la situación de combate, ya que de lo contrario no podrían combatir con eficacia. Una de las primeras reacciones en un duelo normal suele ser "no puede ser !", dando tiempo al aparato psíquico para aceptar la realidad con mejor preparación.

 

En el diagnóstico psicoanalítico lo manifiesto está constituido por una formación que se caracteriza como sustitutiva:  ¿qué aparece en el lugar de aquello que se desmiente?  En la perversión es manifiesto el  fetiche,  en una psicosis puede ser una alucinación. En las caracteropatías como la del personaje de Henry Miller, el lugar del fetiche lo ocupa una creencia, que opera como matriz de su concepción de mundo.

 

Los especuladores.

 

(comienzo de la obra)

(...) Ante nosotros la casa del Viajante. Se perciben, tras ella, formas altas y angulares. Cuando se hace más luz vemos una maciza mole de casas de departamentos alrededor de la casita de fragil aspecto.

(...)

Willy.- ¡Cómo nos han encerrado aquí! Ladrillos y ventanas, ventanas y ladrillos...

(...)

Willy.- Debieron llevar a la carcel al constructor por haber cortado esos árboles, han echado a perder todo el barrio.

 

La producción psíquica de un especulador que obtiene beneficios a costa de su esfuerzo  lleva al protagonista a manifestarse  despojado; ha pasado su vida pagando su casa que ahora está ahogada entre los departamentos construidos para el beneficio de otros. El autor pone énfasis en comezar la obra con ese clima escenográfico.

 

El número

 

El lenguaje numérico se manifiesta en párrafos de Biff.

 

Biff.- Bien, cuando dejé la segunda enseñanza pasé seis o siete años buscándome.

Empleado en una companía naviera, viajante, éste o aquel negocio.

(...) Dedicar todo tu tiempo a ordenar artículos, a hablar por telefono, comprar o vender...Sufrir durante cincuenta semanas del año para disfrutar de dos semanas de vacaciones.

(...).........

Biff. (con agitación creciente)- Hap, he tenido veinte o treinta colocaciones distintas desde que salí de casa antes de la guerra, y siempre me ha pasado lo mismo. (...) ¿qué demonios estoy haciendo, entreteniéndome con caballos, a veintiocho dólares semanales? Tengo treinta y cuatro años y debería estar creándome un futuro.

 

La mentira.

 

En el caso de Biff, las cantidades pulsionales que procesa fallidamente se deben en el texto a la exigencia familiar, su padre podría enfermar o enloquecer si no fuera por su mentira, debe sostenerlo  mediante los ocultamientos. El tiene que vivir sobreexigido para que otros no enloquezcan, es el auxiliar del desmentir del otro que "puede estallar". La descarga cuantitativa estalla en él, en sus robos, en sus ocultos estallidos antisociales................

 

Happy.-Te viste con Oliver?

Biff (extrañamente nervioso).- Acaba con eso, quieres? Quiero decirte una cosa.

(...)Tienes que ayudarme Hap.Tengo que decírselo a nuestro padre.

Happy.- Estás loco? Para qué?..................Tienes que decirle algo agradable.

Biff.- No puedo

Happy.- Dile que has convenido con Oliver almorzar mañana juntos.

(...).-Sales de casa por la mañana, vuelves por la noche y dices que Oliver está pensando el asunto. Piensa durante un par de semanas, la cosa se va olvidando y así no hay daño para nadie.

Biff.- Pero no se puede seguir así eternamente.

Happy.-Papá nunca es tan feliz como cuando está a la espera de algo.

(...........)

Biff.-(....)Solo recuerdo que me vi de pronto en su despacho, un despacho con paneles de madera, muy elegante. No puedo explicarlo. Yo...Hap...me apoderé de su estilográfica.

(Pero Biff intenta contarselo a su padre, quien lo interrumpe permanentemente)

Biff.- Por qué no me dejas acabar?

(acto seguido Willy trata de acallar a su hijo con la amenaza del estallido)

Willy.- No me interesan las historias del pasado, ni tonterías de ese estilo, porque la casa se quema, muchachos, me comprendéis?. El incendio nos rodea por todos lados. Me han despedido.

(.............)

Biff.- papá, quieres dejarme un minuto para que te explique?

(.............)

Biff.-.............Papa, no me dejas decirte lo que quiero decirte.

(.............)

Biff.-.............Por favor, déjame hablar, déjame hablar.

 

 

El ataque a la percepción y la desestimación del afecto

 

Biff sorprende a su padre en Boston con su amante en la habitación de hotel.

Willy.-......Te presento a la Sta. Francis, Biff, una cliente.Están pintando su habitación y le cedí el baño para que se duchara................

(...)

Willy.-...............Que te pasa? (Biff inmovil, las lágrimas ruedan por sus mejillas).Es una cliente......No te imagines........Deja de llorar y haz lo que te digo. Te he dado una órden. Biff, te he dado una órden! Es así como obedeces! Cómo te atreves a llorar!...............

(...)

Biff.- ¡Tú le has dado las medias de mamá! (llorando)

Biff se refiere a que su madre pasa horas reparando sus medias rotas: el mismo objeto, que embellece a una mujer y da cuenta del deterioro de la otra, nos va aproximando al fetiche, Biff debe aceptar la teoría pueril que le impone su padre para desmentir su percepción y dejar de sentir. En la mente de Biff,  la creencia ingenua que debe adoptar tiene una función  similar a la de las medias, embellecer la realidad, en este caso para desmentir la farsa de su padre.

 

Plasma germinativo e intrascendencia

 

 

La teoría de August Weisman sobre el plasma germinativo le sirvió de base a Freud para suponer el impulso a una trascendencia biológica y cultural del sujeto. En una hipótesis personal hemos propuesto una metapsicología de la transmisión, considerándola un tipo de pulsión de la vida adulta, con su fuente en el plasma germinativo, y relacionada con una particular angustia de intrascendencia.. Los fracasos en la producción del objeto sucesor crean las condiciones para la desidentificación del  rol de liderazgo generacional, con manifestaciones depresivas frente a la imposibilidad de pasar legados identificatorios. El relato parte de un estado inicial que en realidad es de equilibrio identificatorio, a partir de  los legados recibidos. El surgimiento del deseo es la producción de un objeto sucesor, que reacciona rechazando o aceptando el legado propuesto, y que entonces produce ya sea la frustración o el reconocimiento de la continuidad del linaje. El estado final se relaciona con la posibilidad equilibrada de futuración, o por el contrario, con un sentimiento de intrascendendencia existencial.(3).

 

Willy.- Tome, tome...Aquí tiene más. Yo ya no necesito dinero (después de una breve pausa) Dígame,..hay un comercio de semillas por aquí cerca?

Stanley.- Semillas? De plantas?

Willy.- Si, Zanahorias, guisantes...

Stanley.- Bien, hay un comercio de esa clase en la Sexta Av., pero tal vez sea demasiado tarde...

Willy.-(con ansiedad) Oh, voy a darme prisa! Quiero comprar unas semillas .(inicia la marcha hacia la derecha) Tengo que conseguir unas semillas sin pérdida de tiempo. No tengo nada plantado. No tengo ni una sola cosa en la tierra.

 

(Willy se estrella con su automovil, ese mes ha pagado la última cuota de su casa, y deja un seguro de veinte mil dólares.Todos acuden a su funeral)

 

Conclusiones

 

El análisis de “La muerte de un viajante”muestra un desarrollo narrativo correspondiente al lenguaje de la erogeneidad intrasomática.  Esta etapa de fijación libidinal  no solo está justificada  teóricamente sino que además constituye una necesidad práctica en términos de las taxonomías  útiles para un diagnóstico psicoanalítico, lo que queda demostrado al aplicar al texto los análisis de redes de palabras y de narrativa que integran el algoritmo David Liberman.  Se concluye también en demostrar un aspecto narrativo correspondiente a una erogeneidad genitogerminativa, que hemos descripto en trabajos previos. Concluimos en que el estudio de narraciones es util para el diagnóstico en psicoanálisis, pero requiere una taxonomía de base teórica propia, como la de la fijación pulsional propuesta por David Maldavsky, y una complementación con análisis del discurso, sin la cual su utilidad sería relativa  para estas investigaciones.

 

Bibliografía

 

1)Beck, A. : Terapia cognitiva, terapia conductual, psicoanálisis y farmacoterapia.

Conferencia en ocasión del premio Paul Hoch, Asociación Americana de  Psicopatología,

3 de Marzo 1983

 

2)Bodni,O: Psicopatología General, Ed.Psicoteca, Buenos Aires, 1994

 

3)Bodni,O: Angustia de castración generacional y sentimiento de intrascendencia, Congreso internacional dela IPA, Santiago de Chile, 1999, Revista de Psicoanálisis, APA, Tomo LVI, N3, Julio-Septiembre 1999.

 

4)O. Bodni, C. R. Roitman, E. Tamburi y D. Maldavsky : Erogeneidad y defensas en una caracteropatía histérica   Congreso de FEPAL, Gramados,  2000.

 

5)Brunner, J.                (1990) Actos de Significado. Madrid, Ed. Alianza

 

6)Fodor, J.: Psychosemantics. The Problem of Meaning in the Philosophy of Mind

                         Cambridge, MA, MIT press, 1987, Cap I

 

7)Freud, S.: O.Completas. Amorrortu Ed. Buenos Aires.

 

8)Gardner, H.: (1988) La nueva ciencia de la mente, Buenos Aires, Paidos

 

9)Greimas, A.  (1966) Semántica estructural, Madrid, Gredos, 1971.

 

10)Liberman, D    (1970) Lingüística, interacción comunicativa y proceso

        psicoanalítico, Buenos Aires, Galerna-Nueva Visión, 1971-72.

 

11)Liberman,D: (1982) Del cuerpo al símbolo: sobreadaptación y enfermedad

                                                     psicosomática.Buenos Aires. Ed.Kargieman

               

12)Luborsky,L. & Crits-Christoph,P.(1990)Understanding transference,N.York, B.Books.

 

13)Maldavsky, D:  (1999) Lenguaje, pulsiones, defensas, Buenos Aires, N.Visión, 2000.

 

14)D. Maldavsky, O. Bodni, I. Cusien, C. Roitman, E. Tamburi, E. Tarrab de Sucari, C. Tate de Stanley  y M. Truscello de Manson: El Algoritmo David Liberman como método de estudio sistemático de la erogeneidad y la defensa. Congreso de FEPAL, Gramados,  2000.

 

19)Marty, P.:(1992) La psicosomática del adulto. Buenos Aires. Amorrortu Ed.

 

20)Miller A.: La muerte de un viajante, Ed. Losada. Bs.As. 1991

 

 

Resumen

El presente trabajo continúa con una línea de investigación que fue presentada en el Congreso de Investigación de FEPAL, realizado en Gramado,Brasil, en Septiembre del 2000. En dicho evento alternaron ponencias de raiz psicoanalítica con otras de origen cognitivo para el análisis de narraciones, discursos y sesiones,  pero nuestro grupo de investigación aportó varios trabajos utilizando el Algoritmo David Liberman. Este método, del que es autor David Maldavsky, utiliza una clasificación basada en los lenguajes del erotismo descriptos por Freud, agregando una etapa libidinal intrasomática que en este trabajo se justifica teóricamente y cuya presencia predominante se demuestra  en una obra teatral.  El análisis de las narraciones se realiza a partir de cinco escenas, dos estados y tres transformaciones, que son prototípicas para cada erogeneidad completando el trabajo de diagnóstico con el análisis lexicográfico ( redes de palabras).  Por fin, a partir de desarrollos teóricos previos del autor de este trabajo, se propone la presencia del discurso correspondiente a una fase erógena adulta, genitogerminativa.