EL FINAL DEL COMPLEJO DE EDIPO EN LA MUJER ( DE LA DUPLICACION A LA INDIVIDUACION). "Después de todo, hace ya tiempo que hemos renunciado a toda esperanza de hallar un paralelismo puro y simple entre el desarrollo sexual masculino y el femenino". I- INTRODUCCION Este trabajo propone un final del complejo de Edipo en la mujer. Se aparta de la concepción freudiana del edipo femenino. Estudia el complejo a la luz de las experiencias de duplicación (dos en uno) e individuación. He querido exponer mi punto de vista y su correlato técnico hoy entre ustedes a fin de, gracias a un fértil intercambio, continuar la exploración de esta importante cuestión. El complejo de Edipo presenta dos aspectos del edipo: el teórico-abstracto con sus dimensiones míticas, históricas y antropológicas y el clínico vivencial en el campo de trabajo analítico. Es una compleja estructura en la cual se adopta un mito para explicar un núcleo psíquico que produce efectos organizativos. El término complejo es de origen junguiano. Entiéndese por tal a un conjunto de círculos de pensamientos y de intereses dotados de poder afectivo. Edipo constituye una matriz abstracta sobre la cual podemos armar el enredado de fantasías y afectos de nuestros analizandos. Cada quien de acuerdo con su situación edípica peculiar, sus series complementarias, su medio cultural, su etnia, conformará su personal encrucijada donde se jugará la trama edípica. Cada mujer tendrá su resolución o detención edípica personal, su historia privada, sus naufragios posibles, con ritmos especiales, tiempos y vicisitudes. Nos cuidaremos del peligro de etnocentrismo en nuestra observación clínica privilegiando una escucha abierta y libre de prejuicios. Sófocles al igual que Shakespeare y muchos otros fueron artistas de la literatura transmisores de verdades del inconsciente que plasmaron en sus personajes. Freud, en su famosa carta a Fliess,descubre una similitud entre sus propios sentimientos de amor, odio y rivalidad hacia sus progenitores con la trama de la pieza de Sófocles y les otorga la categoría de tragedia universal. El inmortal escrito describe las vicisitudes actuadas del parricidio y del incesto y los movimientos alternantes de amor y odio hacia los progenitores que inauguran las problemáticas de la triangularidad (hijo, padre y madre) como modelo primario de todas las triangularidades futuras. El complejo decanta en una formación metapsicológica denominada superyo. Edipo simboliza al ser en pos de la verdad a cualquier precio seguida de la purificación expiatoria. Al expiar su tragedia asume la dimensión ética. De la trama psicoanalítica del complejo de Edipo se desprende el concepto de transgresión/prohibición/culpa como elementos estructurantes. Su potencia fantasmática irradia en ese acto mítico que concretiza las grandes fantasías de incesto y parricidio. El movimiento libidinal de asesinato del padre es, al decir de Leclaire (p. 21) una operación gracias a la cual se asume una función de apertura. La violencia y el error, la ruptura radical con una legislación paralizante elevan a nivel simbólico el mito del asesinato del padre. II ETAPAS EVOLUTIVAS Y COMPLEJO DE EDIPO El complejo de Edipo tiene una travesía: antecedentes, instalación y naufragio. Estos tiempos, debidamente sorteados, consolidan un psiquismo sano. Las potenciales patologías constituyen un frondoso capítulo clínico. En su travesía se observa la lucha del psiquismo entre la tentación de la fusión y la tentación de la libertad. El naufragio total es un ideal. El sepultamiento, la declinación, el final, la destrucción del complejo de Edipo, en sus múltiples sinonimias y traducciones denotan matices que permiten discutir si se trata de un naufragio parcial, de una destrucción total o de un lento ocaso. El complejo de Edipo evoluciona por brotes, episodios, avances y retrocesos. Se reactiva en distintos momentos tales como la pubertad, la experiencia de la maternidad, las crisis vitales, las etapas madurativas, etc. El primer gran brote ocurre en la infancia, en la renuncia objetal al deseo incestuoso hacia los padres. M.Klein y Freud, respectivamente, retrotraen al complejo de Edipo a distintos tiempos del infans. Para M. Klein (1928 ) "...los estadíos tempranos del conflicto de Edipo y de la formación del superyó, se extienden aproximadamente desde la mitad del primera año hasta el tercero de la vida del niño" (pag.139) y un poco más adelante agrega:..." No creo que se pueda hacer una distinción bien definida entre los tempranos estadios del conflicto de Edipo y los últimos. Puesto que, hasta donde llegan mis observaciones, los impulsos genitales aparecen al mismo tiempo que los pregenitales y los influyen y modifican..."(pag.149). La tiempos edípicos de la oralidad descriptos por estaa autora pertenecen al primer año de vida. En la escuela argentina J.Abuchaem planteó un complejo de Edipo temprano que se inicia en el momento del nacimiento del infans y cuyo origen proviene de la herencia filogénica. A. Aberastury , hace importantes contribuciones con la introducción conceptual de la fase genital previa del edipo temprano. Para Freud, el complejo se inicia alrededor de los 3 años de edad. Los padres proveen la matriz preedípica de la identificación primaria y la matriz identificatoria del complejo de Edipo propiamente dicho. Se ofrecen como soportes identificatorios para que el niño se introduzca en el campo estructural de las pasiones amorosas, la frustración y la aceptación de la ley y la prohibición del incesto. Primer gran movimiento psíquico de domesticación de las pulsiones . Nace el superyo como instancia de internalización de la ley, con sus herencias y compartimentos. El superyo es el heredero del complejo de Edipo) así como el heredero de la novela familiar, de los ideales narcisistas y de los imperativos normativos cuya crueldad o ferocidad varían según la estructura clínica. El nódulo del superyo es el primer preámbulo de una conciencia ética. Una vez declinado el Edipo , el niño entra en la latencia, debidamente organizado. Está habitado en su intimidad por una metapsicología que le es propia. Agazapado en las redes mentales, las representaciones y afectos edípicos se conjugan con el acopio pulsional de la pubertad para librar nueva batalla en el psiquismo. El complejo reverdece, transformado por los cambios fisiológicos y la potencialidad erógena. Las elecciones de objeto y la consumación de la sexualidad están al alcance del cuerpo. Se editan nuevas versiones del conocido drama. P.Blos hace hincapié en este punto. Estima que la disolución del conflicto edípico hacia el final de la fase fálica es normalmente parcial. En la adolescencia tiene lugar una recapitulación del complejo de Edipo y una continuación. La adolescencia transcurre con lo que denomina la 'defensa edípica adolescente" , que consiste en el carácter inalcanzable del amor edípico entre la niña y la madre y el varón y el padre. Al fin de una exitosa adolescencia, se superan estos conflictos edípicos negativos. El amor se acopla al odio. Se elige según el padre protector, la madre nutricia, lo que uno deseó ser, etc.. Los errores y desaciertos cunden. La exogamia es precaria, los objetos primarios reaparecen en los nuevos objetos elegidos 'porque se les parecen o ' porque no se les parecen'. La libertad es exigua. Nueva travesía y nuevo naufragio. Las experiencias se transforman en catalizadores tendientes a producir las reacciones psíquicas necesarias para liquidar el complejo. Las series complementarias influyen en la configuración que adoptan las resoluciones parciales y los intentos de liquidación del complejo de Edipo. La repetición muestra con frecuencia una trama edípica que insiste en mostrarse en su dramática propia en busca de una potencial liberación. Es necesario tomar en consideración los procesos de individuación que acompañan a los tiempos del edipo. Enajenado en lazos objetales ineludibles, el niño logra una primera individuación estructural al superar este complejo. La necesidad de individuación vuelve a plantearse perentoria en la crisis adolescente cuando el joven en su rebeldía, clama por una autonomía deseada ambivalentemente. El varón parecería tener facilitado el acceso a su autonomía mediante una próspera identificación al padre exogamizante en la última parte de su complejo de edipo. La exogamia adviene por añadidura. Los imperativos culturales influyen al destinarlos a las funciones públicas y a la conquista de la libertad. III EL COMPLEJO DE EDIPO EN LA MUJER Veamos el complejo de Electra y la discusión a que dió lugar este concepto. Jung utilizaba este término como sinónimo del complejo de Edipo en la mujer. Freud se opuso a esta denominación al dictaminar que el edipo del niño no es simétrico del de la niña. Escribió : "Solamente en el niño se establece esta relación, que marca su destino, entre el amor hacia uno de sus progenitores y, simultáneamente, el odio hacia el otro como rival". Por ende, el complejo de Edipo le pertenece al varón. La mujer tiene complejo preedípico y edípico con características peculiares. En su honestidad científica ha escrito :"Pero, en general, hemos de confesar que nuestro conocimiento de estos procesos evolutivos en la niña es harto insatisfactorio e incompleto". Las mujeres no han cometido parricidio. Lou A.Salomé escribió un interesante trabajo al respecto titulado sugestivamente:" Sobre las consecuencias de que no fuera la mujer quien matara al padre". La horda mítica estaba compuesta por hombres. Edipo fue hombre. Electra no mató a su madre para acostarse con su padre. La diferencia de los sexos se corresponde con diferencias míticas. Por otra parte, el excesivo hincapié en la envidia al pene en la mujer obturó las investigaciones que desmintieran, complementaran o suavizaran el alcance de tamaña tesis. Por cierto que Karen Horney, Melanie Klein, Jones, entre otros autores , aportaron estudios que demostraban la importancia de la vagina y la vulva en el psiquismo de la niña. Aún así, la balanza psicoanalítica se inclinaba categóricamente hacia la universal preminencia de la envidia al pene. Los anhelos maternales, las fantasías en las niñas de portar un hijo, las consecuencias psíquicas de poseer una vulva, una vagina y un útero, el potencial de maternidad de toda niña-adolescente, no se limitan al sentimiento envidioso y a la ecuación esperanzada pene-niño. La mujer, tiene en su haber enorme riqueza fluidifical: leche, flujo, sangre, y una latente potencialidad gestante. Está sujeta a ciclos y a ritmos. Este amplio ámbito de mujer genera complejidades psicofísicas en la cual se entremezclan cuestiones de sexo y de género, costumbres culturales y conformaciones psicobiológicas. Las mujeres experimentan consecuencias psíquicas biológicas, fisiológicas, psíquicas y sociales. Existe una anatomía cultural construída por el imaginario social que los estudios de género han develado inteligentemente. Al género femenino le corresponden mitologías que le son propias. IV ANTECEDENTES: TIEMPOS EDIPICOS TEMPRANOS. 1) FEMINIZACION PRIMARIA E IDENTIDAD HUMANA (primera duplicación carnal). Este es un tiempo de desamparo y vulnerabilidad. La inmersión en el contacto de múltiples seres humanos del infans va plasmando (identificación primaria mediante) el molde básico de su identidad humana, previa a su identidad sexual o identidad nuclear de género.La identificación primaria es una identificación con la figura del padre y/o de la madre de la prehistoria primordial. En este periodo la fusión con la madre ocupa el primer plano. Esta fusión extrauterina prolonga la fusión intrauterina. Apego mediante, se instala la simbiosis diádica o primera duplicación carnal . Se produce un estrecho "dos en uno", cuerpo a cuerpo, donde se funden sensaciones, sensorialidades, secreciones, manipulaciones, ritmos, etc. Esta femineidad originaria es una femineidad común a todos los seres humanos independientemente del sexo. Cada quien al nacer es precipitado a las turbulencias de las transformaciones del nacimiento y recibe los efectos psicosomáticos de la femineidad primaria. No se trata de una femineidad de mujer sino del elemento femenino preponderante en esta etapa de la vida. El infans está inmerso en un campo de pasividad, transitividad y un mar de sensualidad. La forma preferida le sale al encuentro en las circunstancias felices, cuerpo tibio de formas redondas, pecho amante. El universo cenestésico se despliega frondosamente y el senti encuentra múltiples envolturas tanto benéficas( visuales, olfativas, baño de palabras,etc) como dañinas (tóxicas, rígidas). Tiempo de vivencias primarias, de surgimiento de protoafectos , que comprenden sensaciones y pulsiones irrepresentables. La femineidad primordial es eminentemente carnal y sensorial. Se basa en el intercambio deseante sensual. Es la base necesaria para que se instale la "autoconservación psíquica" fundada en la preocupación afectiva amorosa del semejante de que el infans viva y crezca saludable . Asimismo es un tiempo de invasión ajena, de impregnación por el otro significativo. El recién nacido es pensado, es deseado de determinada manera, es poseído por la voluntad ajena. Aulagnier se ha ocupado de este aspecto al describir los efectos de la violencia materna primaria sobre la psiquis del niño. Freud ha expresado que la satisfacción del infans en brazos de su madre habiendo sido amamantado remeda 'una suerte de orgasmo'. He aquí la femineidad hecha cuerpo en su incipiente conformación. He denominado orgasmo primordial, a esta vivencia, prototipo primario de los futuros orgasmos femeninos. La feminización primaria, si se prolonga en demasía, tendrá consecuencias patógenas, pues favorece la infantilización psíquica en la adultez y la vulnerabilidad resultante de una perentoria necesidad de apego con los semejantes. Priman las identificaciones alienantes y la persona no accede a su autonomía psíquica y adecuada maduración. Coexiste a veces con una acentuación del par pulsional sadismo-masoquismo. 2) FALICIZACION PRIMARIA. LA PREGUNTA SOBRE LOS ORIGENES (la duplicación preedípica) Es un tiempo de omnipotencia e idealización. Las pulsiones parciales se unifican y tiene lugar el famoso nuevo acto psíquico que inaugura el narcisismo . El narcisismo es el sustrato originario de las mecanismos de idealización,vía posterior ideal del yo y también es el gran engendrador del orden fálico al adquirir imaginarias dimensiones de exagerado grandor. Necesario para la adquisición de una adecuada autoestima, al crecer en desmedida conforma el campo de la egofilia ilimitada donde se juegan fantasías de omnipotencia. El poder, enraizado en la pulsión de dominio inicia sus demandas y sus berrinches infantiles. El sadismo inocente que Freud describe es la fuente de las primeros ejercicios de crueldad. Movimiento pulsional incipiente de enormes consecuencias psíquicas a nivel individual y gregario en tanto sede potencial de perversiones. La madre se torna fálica... primer cuerpo todopoderoso que hace soñar con la completud. Primer falo que fabrica fusión perfecta. He aquí una diada expresada en la fusión preedípica de dos cuerpos que parecen concentrar un mundo totalizador. El hijo se torna falo para la madre, la madre se torna falo para el hijo. Entre ambos 'hacen corriente fálica'. His o Her Majesty the baby se consolidan en este segundo tiempo que quisiera ignorar la frustración de la existencia y vivenciar fantasías apaciguadoras de completud. Se observa en esta etapa la duplicación preedípica La primera gran pregunta infantil surge incontrolable. Reactiva el desamparo y exige medidas defensivas extremas. Los niños de ambos sexos iluminan el firmamento con importantes cuestiones : De dónde vienen los niños? En esta fantástica pregunta se esboza una tragedia fundamental, la primera dimensión trágica humana: tomar conciencia de la vida y de la muerte, de la sexualidad ligada a la temporalidad y a los procesos de creación, crecimiento y destrucción. La condición humana es interrogada tangencialmente en esta temprana inquisición sobre la extraña aventura de haber nacido. El padre y la madre se constituyen en referentes fálicos estructurantes y protectores. Estos pequeños dioses primarios para la mente del niño conforman un círculo de seguridad frente al desamparo inicial. "Ser falo" es "ser seguro". Implica inmunidad frente a la 'dura vida enemiga'. "Ser falo" es un certero refugio psíquico. Sobre todo si se "es falo fusionado a un objeto primario". El adulto protege con su cuerpo grande y con su imaginario poder amasado entre narcisismo y pulsión de dominio. La dinámica del falo se prolonga a lo largo de toda la vida enraizada en estas situaciones vivenciales tempranas. Cuando adquiere valor simbólico, 'el falo queda instaurado en la cultura mas allá de cualquier persona. El falo se tiene pero no se es" Cuando este autor en su estudio del edipo en Lacan señala que el falo simbólico puede ser reemplazado por otra cosa al establecerse equivalencias simbólicas, enfatiza que se mantiene en esas circunstancias la distancia entre el símbolo y lo simbolizado. Vale decir, se tiene el falo pero uno 'no se la cree' como se dice vulgarmente. El individuo dotado de falo no confunde la posición que transitoriamente ocupa con la asunción personal de esa función como constitutiva de su ser. Lamentablemente, la mayoría de los seres humanos se esfuerza en tener el falo y la confusión entre tenerlo y serlo es mucho más frecuente de lo que la salud social requeriría. El primer y segundo tiempo recientemente expuestos que anteceden al complejo de edipo son comunes a varones y a mujeres. En las mujeres el tiempo de fusión preedípica se caracteriza por su intensidad y su prolongación en el tiempo. Los conflictos con la imago materna suelen retornar en la figura del marido , sustituto imaginario de la madre. 3- EDIPO FREUDIANO PROPIAMENTE DICHO (La duplicación simbólica o del preedipo invertido) Este es el gran tiempo freudiano del complejo de Edipo, donde fluctúan amores, odios e identificaciones con los objetos primarios, padre y madre. La anatomía comienza a hacer destino. El falo se adhiere anatómicamente al pene, protuberancia visible narcisisticamente sobrevalorada. Emerge la envidia al pene en la niña y la sorpresa frente a la diferencia sexual anatómica. La niña desea poseer el atributo de máxima valoración (pene) que confiere autoestima y poder. Como señalaran H.Bleichmar y Joyce Mc Dougall, los varones también envidian al pene en la medida en que sobreestiman un pene grande en perpetua erección del cual carecen. La falicización genera competitividad y sufrimiento psíquico al proponer ideales narcisistas que se convierten en metas inalcanzables. Se acompaña regularmente del sentimiento de denigración hacia los seres, situaciones y objetos carentes de atributos fálicos. El sueño de una joven analizanda dice así "En una playa deambulan seres desnudos. Aparentemente son mujeres. Pero en la zona genital no hay nada. Todo liso... superficie sin agujeto, sin pelos, sin pene. Nada en los genitales. Despierto con angustia" . La vulva de la mujer imaginariza un espacio psíquico de 'no tener'. A este imaginario individual y social se agrega la desazón al observar que nada crece en esta zona de concentración de la autoestima. El paso del tiempo y la persistencia de la imaginaria carencia exacerban el sentimiento de una potencial inferioridad biológica. Esta herida narcisista enmascara otra de mayor alcance provocada por la ignorancia frente al misterio de los orígenes. La castración mayor enfrenta al joven ser a la transitoriedad de la existencia y a la mortandad. Intensos mecanismos de defensa actúan al servicio de la negación de la realidad. El niño se acerca al conocimiento de la vagina y se apura en atribuirle un pene a la entrada de túnel desconocido. Nace el continente negro freudiano, la fantasía del 'todo tiene pene' eminentemente protectora frente a ansiedades de aniquilamiento y la percepción de la vulnerabilidad humana. Asi como el pene imaginariza la completud narcisista, la vagina misteriosa, sede de partos, sangres, flujos, imaginariza la incompletud. "Realiza" de facto esta incompletud al mostrar en la carne y sus funciones la inermidad humana frente a la misteriosa e inevitable muerte. La hostilidad hacia la madre devaluada y el drama de la castración dirigen el movimiento de separación preedípica. El falo materno cae. El clítoris nunca ha logrado equipararse al pene. Cunden la ansiedad de separación, la angustia de vaciamiento y de abandono ante la incompletud femenina. La niña no está bien en sí, su soledad es desilusionante. La solución al conflicto narcisista-objetal le da entrada en el edipo. El padre emerge en el horizonte. El cambio de objeto devuelve la serenidad. Es un cambio de objeto con cambio de sexo, cosa que no ocurre en el varón que reelige dentro del mismo sexo mujer. El objeto padre sí tiene pene y ahora,libre de la fusión preedípica,la niña inaugura un tiempo de ecuaciones tranquilizadoras: pene/niño. Ha dejado a la madre en su tránsito hacia el complejo de Edipo, para caer en una nueva duplicación potencial basada en su anatomofisiología, en una suerte de orden biológico duplicador prometido en un tiempo futuro. La maternidad recibe carga psíquica con la promesa de rencontrar en un hijo al sustituto del pene. De nuevo serán 'dos'. La representación-expectativa consiste en este reiterado volver a ser dos. La anatomía hace destino una vez más. Las mujeres son seres humanos que duplican sus cuerpos al portar y parir hijos. El cuerpo que incorpora otro cuerpo es patrimonio de un cuerpo de mujer. Las consecuencias psíquicas de este cuerpo capaz de hacerse dos hacen marca en la evolución psíquica. Los movimientos de duplicación se expresan en la tendencia a la unión con otros seres, que para diversos autores, es una tendencia específica de las mujeres. El anhelo por el marido o la pareja, el sueño por ser madres, evocan las ansias de duplicación femeninas. Según Freud el desplazamiento del pene al hijo inaugura el camino de la femineidad normal. El complejo de castración introduce a la joven en el edipo freudiano. Esta etapa puede ser leída como un preedipo invertido. La madre de mañana es la joven de hoy y la situación maternal anhelada repetirá la diádica unión de la primera infancia en una especie de obsesión duplicadora. El drama materno-filial se transmite de generación trás generación. Las mujeres se rencuentran de a dos ya sea como madres o como hijas. La mujer se aferra a las faldas de su marido, de su amante, de su hijo... La deidad se hace carne. Madre de, mujer de,... Otros camino explorado por Freud implica una individuación sufriente: la tristeza cultural cuando las mujeres se apartan de la vida sexual y pública, tristes al vivenciar la irrecuperabilidad definitiva de todo pene en una suerte de individuación depresiva. Estos casos estuvieron ligados a los condicionamientos culturales cuando, antaño, en Occidente, las mujeres no tenían acceso al conocimiento ni a la vida pública y su único camino era transitar la vida privada del matrimonio y de la creación de una familia. Actualmente las mujeres no suelen estar tristes por no tener pene con la intensidad y las consecuencias sociales que tenían un siglo atrás. El tercer camino es, según Freud, el del complejo de masculinidad. Emerge la histeria. La individuación es neurótica y agresiva. En el despliegue de su potencial de competitividad, la mujer seduce, ataca, usa, arruina y humilla. Se propone triunfar sobre su minusvalía, fabricando minusvalía sobre el destino de un hombre. Quiere demostrar que 'es' falo frente al género masculino que a lo sumo tiene pene. Ganada a las lides feministas revindicatorias, sus vidas transcurren en una falicización excesiva muchas veces teñida por una tristeza oculta ante tanta lucha estéril que bloquea los afectos positivos. En todos estos casos, la exogamización es precaria en tanto la libertad interior es frenada por los fantasmas neuróticos. A esto cabe agregar el hecho de que la mujer "comienza a compartir el desprecio del hombre por un sexo que es defectuoso en un punto tan decisivo..."Se desarrollo en la mujer un sentimiento de inferioridad ¨.. La mujer según Freud entra en el edipo y o no sale o sale muy lentamente. Freud no se ocupó en pormenorizar acerca de estas vicisitudes. Sus pocas palabras respecto del tipo de superyo generado en las mujeres (superyo femenino) tampoco tuvieron en su obra un lugar de estudio y una consideración metapsicológica minuciosas. En el mejor de los casos, su salud mental consiste en aceptar la duplicación prometida con su ecuación simbólica pertinente, lo cual, repito, reedita en forma invertida, la situación originaria de duplicación preedípica. IV EL FINAL DEL COMPLEJO DE EDIPO EN LA MUJER (De la duplicación a la individuación juvenil/adulta) "En la niña falta todo motivo para el aniquilamiento del complejo de Edipo". Para Freud en la mujer el complejo de Edipo... "escapa al destino que le es deparado en el varón: puede ser abandonado lentamente, o liquidado por medio de la represión, o sus efectos pueden persistir muy lejos en la vida psíquica normal de la mujer". Me aparto de los postulados de Freud al plantear este tiempo edípico. Intento echar luz a una zona oscura de la teoría y clínica psicoanalítica. El final del complejo de edipo en la mujer es un acto somatopsiquico nuevo que requiere una cierta maduración psíquica y cúmulo de experiencias. No se observa en todas las mujeres. Tiene una lógica propia vinculada con la positivización del no. Es un tiempo estructurante que instaura en el mundo interno la individuación definitiva. Los conflictos adolescentes constituyen una combinación de restos preedípicos tempranos y componentes edípicos negativos. Recién al final del complejo de edipo tiene lugar la reconciliación de la joven mujer con la figura materno-femenina. En el final del complejo de Edipo en la mujer emerge la plena individuación y la construcción del espacio solo . La mujer accede al naufragio y a la "caída de los dientes de leche", ilustrativa figura que emplea Freud refiriéndose al final del complejo de Edipo en el varón. El ritmo y la modalidad difieren con el final del complejo de edipo en el varón. "... el complejo de Edipo no es simplemente reprimido en el varón, sino que se desintegra literalmente bajo el impacto de la amenaza de castración" .. Ninguna amenaza de castración, ningún peligro es el detonante del final del complejo de edipo femenino. La maduración, los cambios psicosociales, la superación de la rivalidad con el varón, abren puertas por donde acceder a un territorio psíquico nuevo. Es un movimiento pacífico. La caída de los dientes de leche en la mujer durante su travesía edípica cristaliza en un acto de individuación y libertad. En un movimiento cognitivo y creativo el guante se da vuelta (imagen de la creatividad),y 'no tener' adquiere una categoría trófica internalizada. No es una mera aceptación. Detrás del 'no tener' aceptado placenteramente se descubre el 'ser' desalienado de la impregnación desiderativa identificatoria masculina. Este 'nuevo acto psíquico" modifica la estructura de la mujer femenina. Es tiempo de afirmación y de nuevas ecuaciones: vacío pleno-interioridad fértil- virtualidad- sangres de vida,. El No positivizado tiene importantes consecuencias psíquicas. A nivel objetal, la joven se suelta del padre, del marido, del hijo, del amante. Regresa a su objeto primario interior, la madre, ya sin hostilidad, y a las mujeres de su misma generación. Se abre un espacio entre-mujeres de homosexualidad sublimada. En el espejo de las otras, se busca a sí misma, desligada de los aferramientos objetales dependientes. El tiempo de entre-mujeres inaugura una especularización narcisista positiva. En el trabajo interno de reflexividad se repliega sobre sí misma para pasar del entre mujeres al espacio psíquico solo en el cual cada mujer practica el adueñamiento de sí. La soledad se transforma en un requisito indispensable en la declinación del edipo de la mujer. Soledad y femineidad encuentran un punto de intersección. La mujer se ha detenido sobre sí misma y se toma a sí misma como objeto en una suerte de desdoblamiento intrapsíquico que genera un reflujo narcisista sobre el yo. Esta especie de maternización intrapsíquica, incorpora a su yo una identificación unificadora, que abre las puertas a su individuación plena y autonomía interior. Es una segunda vuelta hacia la madre-amiga y una nueva identificación estructurante. Accede a la plenitud de su bisexualidad psíquica (integración de los elementos femeninos y masculinos) y a su potencial exogamizante. Sus elecciones objetales minimizan la exigencia de aferramiento al objeto producto de la fragilidad psíquica previa a la resolución de su edipo. Puede elegir o reelegir a sus objetos de amor y de autoconservación. Puede asimismo estar sola en plenitud y alegría. Han terminado los tiempos de perentoriedad duplicadora. La plasticidad psíquica conquistada le permite pasar del uno al dos, de lo masculino a lo femenino. Más allá del falo, encuentra junto al final de su complejo de edipo, un vasto campo psíquico que la invita a futuras exploraciones tanto en el ámbito privado como en el ámbito público. A guisa de conclusión, enumero algunas consecuencias psíquicas del final del complejo de Edipo en la mujer. Por su importancia merece que se le dediquen detallados estudios. En primer lugar, en la conformación de su superyo sobresale la capacidad de dar de sí de las mujeres femenino-maternales, lo cual nos permite pensar en una potencial maternidad social llevada a cabo por mujeres en su acceso a la vida pública. La transformación del narcisismo es facilitada en el cultivo cotidiano del espacio de lo insignificante, el acto mínimo en beneficio de sí mismas y de los semejantes. En el territorio de los afectos el final del complejo de edipo en la mujer libera afectos de alegría. |